La participación de los préstamos al sector privado productivo es menor a un tercio del total de sus carteras y se concentra en instrumentos de corto plazo, como adelantos y descuento de documentos. Según datos publicados en la página del BCRA, los bancos con mayores márgenes financieros son los que mantienen un volumen menor de préstamos productivos. “Una lógica financiera para el desarrollo no sólo se resuelve construyendo instituciones crediticias específicas, sino con un dispositivo integral que garantice el cumplimiento de la atribución, función y deber del Estado de disponer las orientaciones asignativas sobre la masa de crédito disponible en la economía”, señala un informe de CefidAr.

A partir de las recuperadas atribuciones de la reformada Carta Orgánica, la entidad monetaria dispuso que los 31 bancos del sistema financiero local que cuenten con por lo menos el 1 por ciento del total de depósitos del sector privado utilicen el equivalente al 5 por ciento de esa masa para financiar proyectos de inversión destinados a la adquisición de bienes de capital y/o a la construcción de instalaciones necesarias para la producción. El 50 por ciento del financiamiento debe estar orientado a pequeñas y medianas empresas.

La masa de depósitos del sector privado asciende a 310.084 millones de pesos, de acuerdo con datos del Central al 29 de junio último. De este monto surgen los 15.000 millones de pesos (equivalentes a 5 por ciento de ese monto) que los bancos deberán desembolsar antes de fin de año. “Se extiende por otros seis meses en el caso de que los proyectos de inversión muestren algún grado de complejidad que justifique la prórroga”, explicaron desde el organismo monetario que conduce Mercedes Marcó del Pont. Desde la entidad aseguran que las 31 entidades involucradas suman “una capacidad prestable de 95.000 millones, es decir, el 30 por ciento de los depósitos privados”. Los más afectados por las características de la medida serán los bancos públicos, con menor participación de préstamos privados. No obstante, estas entidades, como el Banco Nación, sobrecumplen las exigencias de préstamos productivos, en especial a pymes. Los más reticentes son aquellos que buscan mantener su negocio en los préstamos al consumo, por los cuales cobran tasas de hasta 60 por ciento anual para el caso de la refinanciación de saldos con tarjetas de crédito.

Actualmente, el monto de préstamos al sector privado asciende a 281.617 millones de pesos, de los cuales el 42 por ciento (119.290 millones) se reparte entre créditos hipotecarios (30.266 millones), prendarios (18.438 millones), personales (65.810 millones) y tarjetas de crédito (47.813 millones). El resto, destinado a empresas, se focaliza en instrumentos de cortísimo plazo, como adelantos de cuenta corriente (39.510 millones) y descuento de documentos (55.810 millones). En el rubro otros se engloban, entre otras cosas, los préstamos de largo plazo, y se ubican en 23.930 millones de pesos, equivalentes al 7,7 por ciento del volumen total de depósitos del sector privado. Los porcentajes varían si se analiza por tipo de bancos. Los públicos y cooperativos evidencian una mayor participación, con la mitad de sus préstamos al sector productivo, aunque sea de corto plazo. En los extranjeros, como el Santander, BBVA Francés y Galicia, el peso es menor a un tercio de su cartera de créditos y lideran el ranking de depósitos privados, con un promedio de 30 millones de pesos.

La tasa de interés de la nueva línea será fija del 15 por ciento, establecida en un máximo que surge del promedio de la tasa Badlar [promedio de los depósitos mayoristas] más 400 puntos básicos, con un plazo mínimo de tres años. Los banqueros sostienen que la tasa es muy baja. Por líneas de largo plazo las entidades cobran entre 25 y 35 por ciento anual

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