Domingo, 18 de octubre de 2015 | Hoy
FINANZAS › ALPHABET, EL NUEVO NOMBRE DEL GRUPO GOOGLE
Google es más que el buscador más popular. Es un grupo que facturó 17 mil millones de dólares en el segundo trimestre de este año y que se ramificó a diferentes áreas. Google se llama ahora Alphabet.
Por Esteban Magnani
A principios de agosto Larry Page, fundador de Google junto a Sergey Brin, anunció a través del sitio abc.xyf que la empresa de las letras de colores pasaría a llamarse Alphabet. Google, el buscador más conocido del mundo, no dejaría de existir, sino que se transformaría en una de las empresas alojadas en la nueva corporación. Como explica Page en la escueta comunicación, Google, desde sus comienzos, buscó ser una compañía poco convencional y siempre dispuesta a apostar en áreas que podían parecer extrañas, muy inciertas o incluso delirantes: algunos de esos proyectos ya forman parte del horizonte instalado de Internet como YouTube, Google Maps o Android aunque otros han quedado en el olvido, como es el caso de Buzz, Lively o Dodgeball.
¿Cómo organizar proyectos tan disímiles sin que se afecten mutuamente o hagan perder el foco? Si bien la base publicitaria de la compañía sigue siendo sólida, Page concede que los inversores no siempre se sienten cómodos participando de proyectos inciertos o “disparos a la Luna” (como les gusta llamarlos a los estadounidenses). Por otro lado, una marca tan fuerte como Google puede perder coherencia si tiene que anidar en su interior ideas tan disímiles. Por eso se tomó la decisión de separar los tantos y dividir la corporación en una serie de empresas, las cuales, a su vez, se desagregan en una miríada de proyectos, algunos de ellos realmente sorprendentes y no tan conocidos para el público masivo.
Lo primero que se encuentra dentro de Alphabet y que resulta determinante para su estabilidad y futuro es Google mismo, empresa que conserva en su interior las iniciativas generalmente más asociadas a la empresa: el buscador, YouTube, Android, Gmail, Google Apps (como el Drive, el Calendar), maps, traductores, Gmail y algunas otras más. Dentro también quedan las gallinas de los huevos de oro, es decir las empresas que realmente generan dinero y que son básicamente las que se dedican a la publicidad, como AdSense y AdWords. El modelo de negocios de Google (o de Alphabet) se basa en obtener datos de los usuarios (a través del buscador, de redes sociales como Google+ o una mezcla de ambos como sería YouTube), mantenerlos circulando por sus sitios para generar visualizaciones en las publicidades (como el mismo buscador, Gmail o YouTube) y, por último, en AdSense y AdWords, las empresas que ofrecen a los anunciantes espacios donde publicitar tanto dentro de lo sitios directamente gestionados por la empresa como la de cualquier que desee colocar una publicidad en su página, blog, servicio, aplicación móvil o cualquier variante digital.
Una de las grandes ventajas de este modelo de negocios es que la empresa, a diferencia de lo que ocurre con los medios tradicionales, no necesita gastar en producir contenidos ya que los hacen los mismos usuarios (como en YouTube o Google+), los arman automáticamente un buscador o los elaboran otros actores que generan blogs o páginas que utilizan a Google para ubicar publicidad. Otra gran ventaja es que produce una revolución en el mundo publicitario ya que al contar con gran cantidad de información sobre su público y una plataforma digital flexible, muestra solo avisos que le parecen pertinentes: si sabe que alguien vive en Buenos Aires, es fan del ciclismo y estuvo buscando (googleando) rutas para ir a Córdoba, le mostrará, por ejemplo, una promoción de bicicletas y alojamientos en ruta. Gracias a estas ventajas la corporación con un par de plataformas logra comer porciones cada vez mayores de la torta publicitaria global. De esta manera se explica que, por ejemplo, en el segundo trimestre de 2015 la corporación declarara una facturación de más de 17 mil millones de dólares, de los cuáles más de 16 mil millones provinieron de la publicidad. El margen fue cercano al 27 por ciento.
El modelo Google es altamente exitoso y genera un excedente que la empresa ha reinvertido en todo tipo de negocios. Por ejemplo, en enero de 2014 compró por 3200 millones de dólares a Nest una empresa de termostatos. Así dicho puede parecer muy extraño, pero es un avance hacia lo que se llama “la internet de las cosas”, es decir, aparatos conectados a la red para poder acceder a ellos remotamente. En el caso de los termostatos, por ejemplo, permitiría ir acondicionando la temperatura de nuestra casa antes de llegar a ella o que nos suene una alarma porque hay un incendio, pero la idea es ir mucho más allá con heladeras que hacen listados de comidas faltantes o incluso hacen la compra por Internet.
Este ejemplo puede parecer conservador si se lo compara con Calico, formada en 2013 para investigar “la salud, el bienestar y la longevidad”. En el corto plazo se ha dedicado sobre todo a estudiar enfermedades relacionadas con la vejez como la neurodegeneración o el cáncer, pero su objetivo de largo plazo es extender la expectativa de la vida o, por qué no, doblegar a la muerte. En una entrevista Page explicaba que curar el cáncer puede agregar unos tres años de vida al paciente, pero que “al final, cuando mirás todo junto, no es un avance tan grande como uno podría pensar”. La idea es invertir dinero en proyectos de largo plazo que pueden no tener resultados para mostrar por 10 o 20 años.
Otra de las empresas que se ubica bajo el paraguas de Alphabet es Google X, dentro de la que se encuentras proyectos más llamativos como Google Car (auto que se maneja solo y sobre el que hubo algunas denuncias sobre accidentes), Google Glass (anteojos de realidad aumentada), Project Loon (para ubicar globos aerostáticos en lugares remotos para dar conexión a internet a los pobladores) o Project Wing (drones para transporte), entre otros. De Google X surgen noticias y anécdotas que no mueven la aguja de su economía, pero mantienen fresca e innovadora la imagen de la corporación. Sin embargo, Google X parece ahora más dispuesta a encontrar algunos negocios concretos ya que compró ocho empresas relacionadas con la robótica y la inteligencia artificial y con contratos con el departamento de Defensa de los Estados Unidos. Una de ellas, Boston Dynamics, desarrolló unos llamativos robots con una fuerza extrema y gran autonomía para mantener el equilibrio en cualquier terreno (vale la pena googlear “Introducing Wild cat” y ver el video). Otros autómatas corren a velocidades muy superiores a las de cualquier otro ser vivo. Este tipo de iniciativas refuerzan la idea de que existe una asociación creciente entre la corporación y algunos sectores del aparato de defensa de los Estados Unidos, como vienen denunciado Julian Assange y Edward Snowden, entre otros.
Fiber, es otra de las patas de Alphabet. Su objetivo es construir en ciudades seleccionadas infraestructuras de Internet superveloces, con fibra óptica punto a punto y velocidades de 1000 Mbps que permiten, por ejemplo, descargar una película en alta definición en segundos. El emprendimiento ya conectó varias ciudades de los Estados Unidos donde además ofrece servicios como televisión y telefonía IP, algunos de ellos gratuitos, sobre todo en zonas de bajos recursos. Una vez instalada esta nueva red, el negocio de Internet cambia totalmente: por un lado llegan emprendedores para aprovechar la velocidad y, por el otro, las empresas proveedoras deben actualizar su infraestructura o abandonar el negocio. Ya son casi diez las ciudades con Fiber y hay planes de seguir expandiendo esta red. También existe Sidewalk Labs, un emprendimiento para hacer que las ciudades sean más “seguras, saludables y eficientes”. Entre sus iniciativas está la de transformar las cabina telefónicas por nodos con WiFi, tabletsy llamadas locales gratuitas. Dentro de Alphabet también hay empresas más tradicionales como Google Ventures o Google Capital que se dedican a invertir en empresas con las que se asocian o emprendimientos totalmente nuevos en los que ven potencial y a los cuáles apoyan con sus cuantiosos recursos y contactos.
Con un negocio publicitario sólido y creciente en la base, que tiene al mundo como mercado y genera excedentes para intentar lo imposible, Alphabet tiene los recursos para disparar a la Luna. Y, si no le acierta, volver a tirarle una y otra vez.
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