Cuba y Venezuela decidieron duplicar su colaboración en 2007 respecto del año anterior, con proyectos por 1500 millones de dólares, una integración bajo el paraguas del ALBA, que incomoda a Washington pero que el convaleciente Fidel Castro quiere acelerar. Se trata de 355 proyectos en diversas ramas económico-sociales que marcan un salto en el proceso de integración que iniciaron los dos países a través de la Alternativa Bolivariana para las Américas, a la que se sumaron Bolivia y Nicaragua, y que se contrapone a los tratados de libre comercio que propugna Estados Unidos.

Hace seis años y 10 meses, cuando se inició la colaboración bilateral entre Caracas y La Habana, se firmaron 31 proyectos por 28,5 millones de dólares. La cifra creció hasta 2006 cuando se presupuestaron programas por 719,9 millones de dólares, aunque sólo se pudo ejecutar un 81,2 por ciento (584,2 millones). Pero “las acciones pendientes han sido reprogramadas como parte de los trabajos realizados en este encuentro”, dijo la ministra de Inversión Extranjera y Colaboración de Cuba, Marta Lomas. Lomas suscribió acuerdos con el titular de Energía de Venezuela, Rafael Ramírez, y leyó, ante el presidente provisional Raúl Castro, la declaración conjunta de la VII Reunión de la Comisión Mixta del Convenio Integral de Cooperación.

La Comisión confirmó “el impacto positivo” de los acuerdos ejecutados en “importantes sectores del desarrollo económico y social de ambos países”, destacó Lomas al leer la declaración. Hasta el presente las cirugías oculares realizadas a través del programa “Operación Milagro” beneficiaron a 315 mil venezolanos, en tanto que otros 14.539 fueron atendidos en Cuba por otras enfermedades, agregó la ministra. Venezuela reconoce además que con asesoramiento cubano alfabetizó a 1,5 millón de personas, recibió de La Habana un suministro estable de “novedosos medicamentos y equipos médicos”, asistencia técnica especializada en el deporte, la producción de caña de azúcar y agropecuaria, así como en la informatización.

“Cuba forma parte del Acuerdo Energético de Caracas y se ha beneficiado del apoyo tecnológico brindado por Venezuela para el desarrollo de la producción de petróleo y gas, que crece cada año”, afirmó Lomas, sin citar la cantidad de combustible entregado, que se calcula en unos 100 mil barriles diarios. Ambos países tienen nuevas empresas mixtas en construcciones civiles y navales, transporte, petróleo y gas, construcción y sistema bancario. En enero pasado acordaron formar otras 15, dirigidas “al desarrollo de la integración en sectores estratégicos”.

En la ceremonia de clausura se firmó la entrega por Cuba de 11 plantas de producción de etanol en Venezuela, “que será empleado en la mezcla para la producción de gasolina, con ventajas económicas y ambientales”. Las negociaciones en La Habana fueron seguidas con interés por Fidel Castro, quien recibió –en el sitio donde se recupera desde hace siete meses de una crisis de salud– al ministro Ramírez y conversó telefónicamente con Chávez, un diálogo difundido en vivo por la radio venezolana y retransmitido en Cuba.

“Aquí están trabajando muchísimo, con gran entusiasmo, aprovechando el escaso tiempo que nos queda”, dijo Castro a Chávez en referencia al trabajo que realizan los 283 especialistas venezolanos y 200 cubanos en los proyectos de integración. Castro añadió que “el factor tiempo no puede olvidarse y, a mi juicio, nos queda escaso tiempo, y ellos (los funcionarios negociadores) están, aparentemente, más conscientes de eso”. Chávez respondió que espera ir pronto a La Habana para seguir trabajando y “ganándole tiempo al tiempo, porque tú lo has dicho, y es buena reflexión para todos nosotros”.