Domingo, 6 de mayo de 2007 | Hoy
INTERNACIONALES › MENOR CRECIMIENTO Y PERDIDA DE PUESTOS DE TRABAJO EN ESTADOS UNIDOS
Por Marcelo Zlotogwiazda
Además de las terribles pérdidas de vidas humanas y de heridos, el aumento del gasto militar que ha realizado George Bush para financiar las guerras invasoras a Afganistán y a Irak va a provocar en Estados Unidos fuertes perjuicios materiales en términos de menor crecimiento económico y pérdida de puestos de trabajo, entre otros daños. Pese a todo eso, el presidente republicano vetó días atrás el proyecto de ley impulsado por la mayoría demócrata en el Congreso que condicionaba el aumento del presupuesto militar al cumplimiento de un cronograma de retirada de las tropas de Irak en cuatro años.
La recopilación de cantidades de muertos que realizan diversas organizaciones en el mundo (www.iraqbodycount.org o www.icasualties.org, entre otras) dan cuenta que desde la invasión a Irak en 2003 fallecieron entre 63.000 y 69.000 civiles y militares de ese país, 3627 miembros de la coalición liderada por Estados Unidos (9 de cada diez de este país), a lo que se agregan algo más de 24.000 heridos sólo considerando el ejército estadounidense.
La guerra que, como se ve, no sirvió para apaciguar Irak, ni siquiera va a ser útil para estimular la economía, contradiciendo una difundida creencia respecto a los efectos del gasto militar. De acuerdo a un estudio que difundió días atrás el Centro para la Investigación Económica y Política (CEPR en su sigla inglesa) de Washington, “después de un estímulo inicial sobre la demanda, a partir del sexto año el aumento en el gasto militar pasa a tener efectos negativos sobre el crecimiento”. El trabajo se titula El impacto económico de la guerra de Irak y del gasto militar más elevado, y se basa en un modelo de simulación macroeconómica que el CEPR contrató con la consultora Global Insight, asumiendo que la partida destinada a la defensa se elevó tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en el equivalente a un 1 por ciento del Producto Bruto estadounidense.
Esa simulación arrojó que la economía comienza a desacelerarse a partir del sexto año (es decir ahora) y eso se traduce, por ejemplo, en menor empleo respecto al que hubiese habido sin guerra: la estimación arroja una caída de 464.000 puestos de trabajo a partir del décimo año. Según el documento elaborado por Dean Baker, uno de los mecanismos de transmisión negativa del mayor gasto es un alza en la tasa de interés, que impacta directamente en la demanda de bienes durables y en el mercado inmobiliario. La simulación calcula que en veinte años se acumula una pérdida de más de medio millón de viviendas construidas.
Asimismo, la apreciación en el dólar originada en el alza de la tasa de interés va a generar, según el estudio, un mayor déficit comercial al que de todas maneras hubiera tenido Estados Unidos. En este punto, la proyección del modelo de simulación es que a partir del quinto año (contado desde 2002) el rojo de la cuenta corriente sube en 90.000 millones de dólares por año, lo que equivale a un 15 por ciento del desequilibrio en la balanza comercial que tiene ahora.
Ni las pérdidas humanas ni las materiales alcanzan para convencer a Bush de poner fin a la invasión, ni siquiera a plazo fijo. El lunes pasado vetó el proyecto de ley de los demócratas en el Congreso que, si bien autorizaba un refuerzo en la partida militar de más de 100.000 millones de dólares, establecía un cronograma de retirada a cumplirse en cuatro años.
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