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Domingo, 6 de mayo de 2007

E-CASH DE LECTORES

INVESTIGACION

En la nota del 29/4 en el Cash dedicada a analizar el presupuesto en investigación ciencia y técnica (c/t) se usan datos de un estudio del Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (Caicyt). En el mismo se señala que la inversión argentina en el área no recuperó los niveles previos a la devaluación, la del período 1992-2002. Período en el que sí hubo un crecimiento de la producción argentina c/t en términos de la internacional. Esta afirmación ya mereció un comentario mío en otro medio, pero dado que se vuelve a usar y en este caso en un espacio que se caracteriza por su mirada crítica, me siento obligada a repetir los argumentos. Desde mi punto de vista no hay período más oscuro que el que se menciona, en cuanto a la relación de la producción c/t con la de bienes y servicios locales. Sirve como “caso” de cómo la investigación cyt puede seguir su propio rumbo, lejos de la realidad del país, articulada con el sistema internacional, que la considera buena y barata. Los economistas bien saben que los números pueden engañar si son manipulados desaprensivamente, por ignorancia o al servicio de intereses no explicitados. Mucho más difícil es trabajar comparando contenidos. Lo podría hacer Caicyt, que es desde donde se hacen estas afirmaciones, apuntando a un análisis comparativo de las producciones cyt de ese período del “crecimiento”, con la de los últimos tres años. Tomando como casos, por ejemplo, organismos como INTA e INTI. Presumo que encontrarán que el aporte a la producción cyt internacional no ha crecido todo lo que se podría esperar, pero que sí se está aportando al tratamiento de problemas de la producción local, fundamentalmente la pequeña y mediana. Muchos ligados al bienestar de la población, considerando perspectivas como la inclusión social, las comunidades marginales o la preservación de los recursos naturales. Hace casi 40 años Oscar Varsavsky abrió el fuego sobre estas cuestiones en Ciencia, política y cientificismo. Todavía hay mucho para aprender de este pensador argentino, que está de moda en otras tierras.

Sara Rietti
Dra. en Química, UBA
Coordinadora Académica de la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología
[email protected]


MAQUIAVELO

Fui a retirar al HSBC un dinero sobrante de la pesificación. La cuenta era entre mi madre y yo. Quedaban 300 pesos. No nos dieron nada porque debíamos esa suma al banco. Nos dijeron que en la época de “Caballo” se abrían cuentas sin avisar (cajas de ahorro). Mi madre tenía cuatro en lugar de una. Ese dinero que nos retuvieron fue para cubrir los gastos de mantenimiento de esas cuentas que no sabíamos que existían. Mi madre había ido a cerrar su cuenta pero le cerraron una de las que no sabíamos que existían. Maquiavelo es un poroto al lado de esto.

Claudia Graglia
[email protected]

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