La gente que vive y trabaja en el campo suele decir, cuando se la escucha, que quienes habitan las ciudades tiene una imagen distorsionada de su situación. Las mismas contradicciones sociales presentes en la sociedad urbana se reproducen en la vida rural. Y está claro que no es lo mismo el gran propietario que desarrolla su producción en la vanguardia tecnológica y de gestión, que hace escuchar sus reclamos a través de las entidades que representan al campo, que el pequeño productor que sobrevive como puede en la periferia de las economías regionales.

Meter todo en la misma bolsa al representarse “el campo” es cuanto menos una torpeza. Si desde los centros de decisión urbanos, manteniendo por un momento la ficción representativa con eje en la contradicción campo–ciudad, se piensa en El Impenetrable chaqueño y se agregan toponimias como Pampa del Infierno y ganadería caprina, inmediatamente el imaginario se traslada a la marginalidad rural, o al menos a pensar en sectores al borde del autoconsumo, con nula incidencia en los números agregados. En este contexto, procesos como “la globalización de la agricultura” remiten solamente a los aspectos negativos de retroalimentación de la marginalidad, sea por el avance de la frontera sojera o por la imposibilidad de ingresar a mercados cada vez más complejos y asimétricos.

Pero aun en los contextos aparentemente más adversos pueden llevarse adelante iniciativas de desarrollo local exitosas. En el medio de El Impenetrable, en el noroeste del Chaco, los aportes de un programa ganadero provincial, el Progano, y de un Estado extranjero, la italiana Provincia Autónoma di Trento, se combinaron para desarrollar hacia arriba la cadena de valor de la ganadería caprina, normalmente asociada con actividades pastoriles de subsistencia.

La tarea se gestó hace 10 años a través de la Cooperativa Trento-Chaqueña (http://www.cooptrento.com.ar), formada por productores de El Impenetrable y gente de la provincia italiana. La actividad se inició con unas pocas cabras destinadas al consumo interno, pero hoy la cooperativa está integrada por unos 420 productores diseminados en un área de 43 mil kilómetros cuadrados, en los distritos norteños de Güemes y Almirante Brown, los más pobres de la provincia, donde casi el 52 por ciento de la población presenta necesidades básicas insatisfechas. Estos productores coordinan sus actividades a través de siete centros de Desarrollo Productivo. En Chaco existe alrededor de medio millón de cabezas de ganado caprino. Unas trescientas mil se concentran en los citados distritos norteños.

Luego de los primeros años de trabajo y con el aporte de alrededor de medio millón de pesos por parte del Estado trentino lograron construir un frigorífico en el mismo monte de El Impenetrable y ya concretaron su décima exportación de carne de cabra congelada. Fueron 17 toneladas que salieron con destino al puerto africano de Angola. Además se están produciendo quesos de cabra, que por ahora se comercializan internamente, pero que también se espera exportar.

Se trata sólo de una estrategia de desarrollo local exitoso en la que actores antes marginados del mercado hoy producen para el mercado mundial. No es poco.

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