INTERNACIONALES › LAS CONSECUENCIAS ECONOMICAS DEL SARS
El nuevo peligro amarillo
El Síndrome Respiratorio Severo Agudo ya ha empezado a tumbar a la baja las proyecciones económicas para Asia.
Por Claudio Uriarte
Por ahora es sólo una alarma, pero puede llegar a convertirse en pánico. El SARS (síndrome respiratorio severo agudo, o neumonía asiática) ya está estimulando comparaciones con la crisis asiática de 1997. De momento, no hay análisis ni cuantificaciones disponibles, pero sí estimaciones. La economía china creció un 8 por ciento el año pasado y un 9,9 por ciento en el primer trimestre de éste. Ahora, tras el estallido de la epidemia, el banco de negocios Citigroup ha reducido la previsión de crecimiento para 2003 del 7,6 al 6,7 por ciento. Esto puede parecer poco, pero no lo es. China necesita altísimas tasas de crecimiento como ésas sólo para mantener su sociedad a flote ante la explosión de jóvenes que se incorporan cada año al mercado de trabajo. Otra corrección a la baja, esta vez por parte del Banco de Desarrollo de Asia, estimó esta semana que, de continuar la epidemia en el tercer trimestre del año, el crecimiento del PBI del este de Asia se contraería al 5,3 por ciento (de una estimación anterior del 5,6) y en el sudeste al 3,4 (de 4).
La Oficina Nacional de Estadísticas de China aumentó las luces rojas y advirtió el viernes que el impacto negativo podría ser mayor que el de la crisis de 1997. Recuerdan que, en aquel momento, “las políticas fiscales pro activas y el incremento de la demanda local permitieron vadear” la situación, mientras que una de las principales víctimas de la actual epidemia está siendo precisamente la demanda interna. Zhang Zhongliang, investigador de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, afirmó en el diario China Daily que China ha pasado a ser vista como “un área de enfermedades epidémicas a los ojos de algunos países y organizaciones”. Desde que estalló la neumonía atípica, han sido suspendidas decenas de ferias, eventos deportivos y culturales y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aconsejado que no se viaje a algunas zonas. Varios países han prohibido incluso la entrada de sus ciudadanos, y Rusia cerró parte de su frontera. Según un estudio realizado por la oficina estadística, 48 multinacionales consultadas aseguraron que han prohibido viajar a sus directivos en China y que su actividad se ha visto afectada. Zhang observó que la neumonía ha cambiado profundamente los hábitos de consumo, con el consiguiente efecto sobre el sector de servicios, uno de los que absorben más mano de obra emigrada del campo. Además, el ausentismo laboral, por temor a la epidemia, va a provocar una caída de la producción. “Si la situación no es corregida rápidamente, las empresas se verán ante la dura elección de recortar salarios, personal o incluso ir a la bancarrota”, advirtió el especialista.
El turismo, el comercio y la inversión son los principales perjudicados.
Las autoridades mintieron sobre la propagación del virus hasta que fue demasiado tarde. Algunos han llegado tan lejos como comparar la crisis del SARS con el accidente de Chernobyl en 1985, cuando un reactor nuclear se derritió en Ucrania pero las autoridades soviéticas negaron el impacto del hecho, sólo para luego verse sobrepasadas por la inundación radiactiva de la zona. Durante los meses en los que China se las pasó jugando a las escondidas con los inspectores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), trasladando en ambulancias a pacientes de un hospital a otro de Pekín sólo para que los especialistas no constataran la magnitud de la plaga, puede haberse perdido un tiempo precioso. Ahora la epidemia amenaza con desbordar al campo donde vive la mayoría de los chinos y las condiciones médicas y sanitarias son medievales. Y su propagación regional es un hecho.