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Por Susana Díaz

Argentina es el quinto productor mundial de vinos detrás de Francia, Italia, España y Estados Unidos. El 70 por ciento de la producción local se concentra en la provincia de Mendoza, donde existen alrededor de 1200 bodegas y más de 140.000 hectáreas implantadas con vid. El resto de la producción se realiza principalmente en San Juan, Salta y, en menor medida, Río Negro. La localización geográfica responde a que las condiciones óptimas para la producción de uvas para vinificación son los terrenos pedregosos y áridos, con días de sol y noches frescas. Las zonas de implante se extienden también a los valles precordilleranos de las provincias de La Rioja y Catamarca.
Para el sector vitivinícola, la década del ‘90 trajo aparejadas grandes transformaciones. Se registraron importantes transferencias en la propiedad de las bodegas y un fuerte ingreso de capitales extranjeros. Las nuevas inversiones se orientaron a la mejora de la calidad del producto, tanto a través del desarrollo de los cepajes como de la tecnología empleada. De acuerdo con estimaciones privadas, entre fusiones, adquisiciones e inversiones nuevas, el sector recibió en los últimos años alrededor de 1000 millones de dólares, de los cuales unos 600 se destinaron a la reconversión de viñedos y compra de maquinarias. El resultado fue que los vinos argentinos tienen hoy los estándares más altos del mundo y sorprenden por su buena relación precio calidad. El ingreso de capitales facilitó también las alianzas estratégicas para mejorar la exportación y para utilizar apropiados canales de distribución en el exterior. Actualmente se exporta a cerca de un centenar de países desde vinos a granel a China, tetrabrik a los mercados latinoamericanos y productos de máxima calidad a Europa y Estados Unidos.
Las exportaciones se vieron favorecidas en la segunda mitad de los ‘90 por las estrategias implementadas por la Comisión Nacional de Promoción de Vinos que reúne a más de 60 bodegas y a organismos oficiales nacionales y provinciales. Así, los vinos finos que a principios de la década se exportaban por 5 millones de dólares en la actualidad están cerca de los 150 millones. Alrededor del 57 por ciento de las ventas al exterior corresponde a las calidades más altas. El precio FOB ha alcanzado niveles históricamente altos, con 1,7 dólares por litro en promedio general y 2,4 dólares para el caso de los vinos finos.