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Por Susana Díaz

Hasta medidos de agosto, las exportaciones de cereales en todas las posiciones alcanzaron, según datos de la Dirección General de Aduanas, los 2830,2 millones de dólares a valor FOB. En términos de volumen esas exportaciones representaron 26,4 millones de toneladas. Sin embargo, al 15 de agosto sólo se habían pagado derechos (retenciones) sobre 517 millones de dólares, los que significaron para el fisco ingresos por 75,6 millones de dólares.
¿Qué significan estos números? Que del total exportado más de 2300 millones de dólares no pagaron retenciones y que las multinacionales exportadoras se ahorraron de ingresar al erario más de 400 millones de dólares. Intrigado por esta diferencia, Cash decidió investigar sus causas. Los datos obtenidos en la Aduana mostraron que en términos formales, no existió ningún tipo de evasión. Los 2300 millones que no pagaron derechos corresponden a exportaciones realizadas antes de la entrada en vigencia del tributo. Sin embargo, este volumen de ventas no guarda relación con las ventas al exterior correspondientes a igual período del año anterior. La causa de la diferencia, entonces, es que los exportadores, advertidos de que se aplicarían estos impuestos, liquidaron el máximo posible antes de la entrada en vigencia de la medida. Además, gran parte de los granos salieron del país bajo la modalidad de “ventas en consignación”. Lo interesante del mecanismo es que permite sacar la mercadería del territorio aduanero pero oficializando los precios de la operación a posteriori. Lo bueno, para los exportadores, ocurre en el ínterin. Por un lado los dólares obtenidos quedan en el exterior a la espera de mejor cotización y por otro existe la posibilidad de que el lobby local obtenga mejoras en las condiciones impositivas.
Y algo de ello ocurre por estos días. Esta semana el Ministerio de Economía adelantó una disminución del 50 por ciento en el IVA a la venta de granos. Si esta medida finalmente prospera todas las ventas en consignación habrán ganado un 10,5 por ciento. Sin embargo, las cuatro entidades rurales, con intereses yuxtapuestos pero no iguales al de las multinacionales exportadoras, pusieron el grito en el cielo.
Según explicó a este suplemento Mario Raiteri, presidente de Coninagro, la medida provocaría un exceso de crédito fiscal a favor, pues el sector paga el 21 por ciento por los insumos, fundamentalmente semillas y agroquímicos. La solución, reclamaron, es que el tributo sea rebajado en las dos puntas.