El Lecop mágico
La inflación le está ganando la batalla al asistencialismo estatal. El Plan Jefes y Jefas de Familia, que entrega 150 lecop mensuales a casi dos millones de desocupados, apenas alcanzó a sacar de la indigencia a la tercera parte de la población que cayó en esa situación. Según un informe de la Consultora Equis, en la próxima medición del Indec, que comienza a desarrollarse la semana próxima, el porcentaje de indigentes caerá del 25 por ciento que arrojó la encuesta de mayo último al 16,1 por ciento. Es decir que aún habrá 5,8 millones de argentinos que no reciben el ingreso indispensable para alimentarse correctamente. El plan de subsidios diseñado por el gobierno de Eduardo Duhalde es el más importante de las últimas décadas y tiene la característica de ser universal, hecho que disminuye sensiblemente el clientelismo político; pero es insuficiente para terminar con el hambre, porque el monto distribuido, que desde el inicio del plan era escaso, fue perdiendo aún más importancia con el impresionante aumento de la canasta básica de alimentos, que ya subió un 67 por ciento. En el mismo relevamiento el Indec volverá a medir el desempleo, que en mayo había trepado hasta el 21 por ciento. Y ésa será la buena noticia que entregará el Gobierno sobre fin de año: los beneficiarios del plan que estén realizando alguna contraprestación aunque sea una hora semanal serán tomados como subocupados y así el índice de desempleo caerá por debajo del 16 por ciento.
En mayo pasado el Estado entregaba 350 mil subsidios por mes; este mes distribuirá dos millones. La consultora Equis realizó un relevamiento en todo el país que indica que el Plan Jefes y Jefas de familia tiene una focalización correcta superior al 70 por ciento. Es decir que la mayor parte del subsidio está bien distribuido. Con ese dato y tomando en cuenta el aumento de la canasta básica para una persona adulta de sexo masculino, que pasó de 86 pesos en mayo a 105,9 pesos estimados para setiembre, la consultora calculó que en la próxima medición del Indec 3,1 millones de personas dejarán de ser indigentes. Así, la cantidad de personas por debajo de la línea de indigencia bajará de 8,9 millones a 5,8 millones. Son 570 mil hogares que ahora reciben un ingreso que les permite adquirir la alimentación indispensable.
El plan que administra el Ministerio de Trabajo es el más importante de los últimos 30 años; pero la crisis es la más grande de la historia. Si no se hubiese instrumentado, el nuevo registro de indigencia hubiera alcanzado el 30 por ciento; pero a este ritmo inflacionario, si no se actualiza el monto del subsidio –y la ministra aseguró a Cash que no lo hará–, en mayo próximo, cuando el Indec vuelva a medir, la indigencia volverá a trepar al 25 por ciento. La canasta básica de alimentos ya aumentó un 67 por ciento desde la devaluación. Los 150 lecop perdieron poder de compra en esa proporción y ahora equivalen a 89 lecop a precios de diciembre pasado. En agosto la canasta alimentaria aumentó un 6,4 por ciento. Si sigue evolucionando de esa manera, en mayo del año que viene con el subsidio de 150 lecop los beneficiarios podrán comprar los mismos alimentos que adquirían en diciembre de 2001 con 61 lecop.
La distribución de dos millones de subsidios de 150 lecop recibe críticas por derecha y por izquierda. Los liberales dicen que el Estado no puede destinar el 7 por ciento del gasto primario de 2003 a subsidiar a los desocupados, señalan que al no exigirse una contraprestación laboral se acostumbra a la gente a no trabajar y advierten que el dinero que reciben los padres no siempre se convierte en alimento para la familia. Carlos Pérez, director de Fundación Capital, aseguró a Cash que “el plan es necesario, incluso insuficiente, pero peligroso, porque atenta contra la cultura del trabajo y no prevé ningún tipo de capacitación para los desocupados”. Desde el otro sector ideológico se descalifica el subsidio por su bajo monto, porque no sirve para elevar el piso salarial y porque no toma en cuenta a las familias numerosas. Claudio Lozano, de CTA, indicó a este suplemento que “la inflación está pulverizando los 150 lecop y que no puede ser que reciba lo mismo un padre con un hijo que uno con diez”. Y agregó: “Dada la situación del mercado laboral, se debe implementar un programa de empleo y formación que entregue una suma que, a la vez de socorrer la emergencia de los desocupados, sirva de piso para lo que ganan los trabajadores. El sistema actual, por el contrario, entrega un monto que es menor que el mínimo de convenio”.
El Plan Jefes y Jefas de familia prácticamente no tiene impacto sobre el índice de pobreza. Para la Consultora Equis, la cantidad de personas que están por debajo de la línea de pobreza ya supera el 57 por ciento, cuatro puntos más que en la medición de mayo. Y seguirá creciendo en los próximos meses. La mayor parte de los desocupados que en la medición anterior del Indec tenían ingresos que los situaban por debajo de la línea de pobreza siguen en la misma situación, porque los 150 lecop son insuficientes para sobrepasar los 700 pesos que ya cuesta la canasta básica de bienes y servicios que sirve como parámetro para medir la pobreza. Desde diciembre, el costo de esta canasta aumentó un 52 por ciento. Por otra parte, la mitad de los pobres son empleados con bajos salarios que no reciben el subsidio por no ser desocupados.
Desde el Gobierno se quejan porque la oposición sigue diciendo que el 25 por ciento de la población es indigente, a pesar de que hace meses que se está distribuyendo el subsidio. La ministra de Trabajo aseguró a Cash que el plan reducirá el universo de indigentes a menos de la mitad.
Cash revela estimaciones precisas sobre la eficacia del subsidio estatal para erradicar el hambre. Cuando se conozcan los resultados oficiales, la administración Duhalde mostrará que redujo la indigencia del 25 por ciento al 16,1 por ciento. Habrá que recordar que cuando asumió la población indigente representaba el 14 por ciento del total. Por otra parte, en el presupuesto 2003 se incluyó el Plan Jefes y Jefas de Familia sin prever ningún aumento en el monto del subsidio en todo el año. En la actualidad los 150 lecop sólo alcanzan para un kilo de pan, un litro de leche y un kilo de papa diarios.