Domingo, 10 de abril de 2011 | Hoy
AGRO › DESARROLLO AGROPECUARIO Y TECNOLOGíAS
Por Martin Lopez
Cuando se piensa en planes de desarrollo integral en una región surge como contrapunto la dicotomía entre tecnologías “nuevas” vinculadas a los avances técnicos y las “viejas” vinculadas a los conocimientos empíricos adquiridos durante largos períodos de tiempo. Muchos de los programas implementados durante décadas pasadas en nuestro país han fracasado fruto de la elección de tecnologías sin tener en cuenta los conocimientos de los beneficiarios.
La actividad agropecuaria, y en particular en las economías regionales que llevan adelante los pequeños y medianos productores, no es ajena a esta realidad que limita muchas veces el éxito de los programas de desarrollo. Cuando la elección de tecnologías es errónea se retrasa el desarrollo de los productores y se limita el crecimiento de la región. Durante los últimos años se vienen dando cambios en lo que respecta a la visión tomada en cuenta para la búsqueda de alternativas por parte del Estado vinculadas al desarrollo de corto y largo plazo de los pequeños y medianos productores. Estas nuevas alternativas se basan en un rol más activo del Estado en la promoción de tecnologías innovadoras mixtas que toman en cuenta tanto los avances técnicos como el conocimiento empírico.
Una de las estrategias en la elaboración de proyectos de desarrollo es tomar en cuenta los conocimientos de los productores fundados en la experiencia del hacer. En ella se amalgaman todas la características que lo rodean (el clima, la tierra, sus tradiciones) con su idiosincrasia. En el reconocimiento de la importancia de esta experiencia se puede tener un panorama más claro de las necesidades y los problemas que se enfrentan en cada producción, como se está dando en los procesos de reconversión productiva en el NOA. De esta manera se llega a soluciones más acertadas que evitan la adopción simbólica de las tecnologías por parte de sus beneficiarios. El término adopción simbólica se refiere al fenómeno de uso inapropiado de una tecnología por parte de los productores como consecuencia de un mal diagnóstico de las causas que generaron su implementación.
Otra de las estrategias es la impulsión de la creación de cooperativas agropecuarias que agrupen a pequeños productores con problemas comunes y a través de la sinergia de su unión permitan adoptar de manera más eficiente las políticas impulsadas por el Estado. Este caso es reflejado con las cooperativas que están cristalizándose en las provincias del NEA que generan desarrollo genuino en base a la coordinación entre productores y gobierno. Esto tiene como principales consecuencias la disminución de la expulsión de jóvenes del campo, la generación de una matriz productiva diversificada y el desarrollo integral de las regiones.
Es necesario resaltar el trabajo que se viene realizando en lo que respecta al desarrollo de los pequeños productores, los cuales tienen un peso sumamente importante en la actividad agropecuaria del país. Estas son algunas de las políticas que vienen brindando sus primeros frutos en las economías regionales, que se materializan con el incremento de los movimientos cooperativos que asocian a pequeños productores, en la importancia que se le está dando a la experiencia local, en el desarrollo de tecnologías específicas para la resolución de cada problema
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