AGRO › ESPECULARON A QUE EL D{OLAR SEGUIRIA SUBIENDO.
Mala jugada de los sojeros
Por Susana Díaz
La situación financiera de los productores argentinos de soja ha cambiado. Ya no están presentes las urgencias que comenzaron en diciembre de 2001. Y los datos de los mercados de la oleaginosa, sus precios, describen tanto el comportamiento de los productores tranqueras adentro, como los avatares climáticos de todo el planeta. Tratándose de una de las principales commodities de exportación de la economía argentina, sea en forma directa o como insumo de la industria aceitera, resulta interesante observar qué hay “detrás” del comportamiento de los precios.
Luego de conocido el dato de que la producción estadounidense no caería por debajo de lo previsto meses atrás –la sequía no será tan profunda– las cotizaciones a mayo se ajustaron rápidamente y, tras haber rondado los 150 dólares la tonelada, comenzaron a acercarse rápidamente al “piso” de los 140. Pero las señales de precios originales se encontraban entre los factores que harán de la próxima cosecha local un récord: 33,5 millones de toneladas. Si a esto se suma los buenos resultados que se esperan en Brasil, se tiene que, por primera vez, la producción de los dos países superará a la de Estados Unidos. En otras palabras, las reducciones en la producción del primer productor mundial, menores a las esperadas, serán compensadas en el mercado internacional por los mayores aportes de sus dos competidores inmediatos. Respecto de la cosecha anterior el precio no se desinflará, pero tampoco se disparará. Fronteras adentro esto se traducirá en negocios menos rentables.
A las retenciones a las exportaciones aplicadas por el Estado, los productores y comercializadores locales respondieron con sus propias retenciones, esto es, vendieron en cuentagotas y mantenien en sus silos la mayor reserva posible. El comportamiento tenía su racionalidad, el dólar estaba en alza, existían fundadas perspectivas de conseguir menores retenciones y, como frutilla de la torta, también había previsiones de mejores precios internacionales. Vender para guardar en los poco seguros bancos locales no parecía el mejor negocio. El resultado fue que en diciembre pasado todavía quedaban en los silos alrededor de 4 millones de toneladas, un volumen muy superior a las 700 mil toneladas acopiadas a fines de 2001. El cambio en las condiciones descripto indica que haber retenido puede haber significado para el sector una pérdida millonaria, más aun si el dólar llegase a consolidarse en un nuevo piso.