Domingo, 17 de abril de 2005 | Hoy
E-CASH DE LECTORES
¿QUE PAIS QUEREMOS?
Creo que estamos en un punto de inflexión y debemos hacernos esta pregunta. Crecer es ser responsable de nuestras propias decisiones y dejar de tener tantos “prestos a ayudarnos desde distintos países”. Todo esto impide nuestra propia elección. Si queremos un perfil industrial imprescindible en el XXI, necesitamos buenos técnicos e insumos para la producción, asimismo es muy importante la formación de técnicos, para ello hay que impulsar el buen nivel de las escuelas técnicas, el presupuesto para estudio, equipos y becas. El señor ministro de Educación debe manejar un mayor presupuesto, un área imprescindible en un país en crecimiento. Cuando en 1950 llegaban los italianos a la Argentina se les decía ingenieri. Ese título corresponde al de técnico muy valorado en Italia. En un país como ése, altamente industrializado, siempre han tenido un papel preponderante las escuelas técnicas en la formación de personal especializado. Otro tema a considerar es el de los insumos, en este caso es el vidrio el que nos ocupa, que tanto incide en el precio de los envases para el consumo. Debemos considerar que en el país hay un monopolio (Rigolleau-Cattorini), por si eso fuera poco el insumo principal del vidrio (carbonato de sodio) tiene que ser importado. Sólo hay 3 o 4 países que lo fabrican, los cuales son los formadores y determinadores de precios. Aquí por problemas políticos sólo pudo hacerse una planta en la época del general Lanusse, nunca fue habilitada y hoy está cubierta de pasto en su totalidad. Señor Presidente, si Ud. quiere un país en serio como dice, deje de lado los compromisos políticos y decídase a disponer mayor presupuesto para la Educación en todos sus niveles, lo cual es indispensable para el crecimiento del mismo, dejemos de lado el mito de mi hijo el doctor porque en una sociedad todos los escalones de la pirámide laboral son importantes e imprescindibles. Termino con una experiencia personal. En enero de 1985 he viajado a Rusia por placer, al regresar a fines de enero (a los 3 meses asumió Gorbachov), en el vuelo de regreso comparto el viaje con un funcionario ruso (economista), quien venía a un congreso a San Pablo (Brasil), quien extrañado me preguntó: ¿Por qué la Argentina continuaba exportando sólo productos primarios y no elaborados que eso la iba a confinar en un atraso importante y dependiente respecto de otros países?
Elena Caletti , [email protected]
CUERO
En los últimos días, en distintos ámbitos, se ha intentado relacionar la suba real de los precios de la carne vacuna al consumidor con una supuesta baja en el de los cueros crudos a las curtiembres. Al respecto, desde la Cámara de la Industria Curtidora Argentina creemos conveniente aclarar algunos puntos sobre el tema a fin de evitar errores en la información. El valor de los cueros se ha mantenido estable en los últimos tiempos y para tener una idea cabal de lo que representa en el negocio de la carne, cabe destacar que el cuero vacuno por su peso equivale sólo al 7 por ciento del total del animal, y por su valor se ubica en torno del 10 por ciento del mismo. Esto radica en que por el simple hecho de vender el cuero como un subproducto del ganado se valoriza significativamente respecto de su valor incorporado al animal en pie. Lo que la industria curtidora paga al frigorífico por el cuero es casi un 35 por ciento más que lo que éste paga al productor ganadero, por el mismo cuero, cuando compra el animal. De hecho, en países como Brasil, nuestro principal competidor, el precio que las curtiembres abonan a los frigoríficos es notablemente inferior, ya que el mismo es equivalente al precio del kilo vivo, la misma relación severifica en EE.UU. Hoy se observa que algunos clientes del mercado interno argentino, tradicionales compradores de nuestro sector, adquieren cueros industrializados en Brasil a mejores precios, esto es producto del valor de la materia prima en dicho país.
El sector curtidor argentino orienta sus ventas, como lo realizó tradicionalmente, al mercado internacional, exportando la mayoría de su producción, pero en el último tiempo, además de incorporar procesos de manufactura en sus plantas, está acompañando el desarrollo de la industria del calzado y la marroquinería argentina, proveyéndole cueros terminados.
Con esfuerzo, trabajo e inversiones constantes a través de los años, y con la intención de sustituir exportaciones de materias primas sin proceso industrial, propios de un pasado colonial, por cueros industrializados y manufacturas, el sector llevó los 250 millones de dólares anuales exportados en la década del 70 a los 900 millones de 2004, superando permanentes asimetrías con nuestros competidores. Esa cifra, que además tributa a favor del Estado, se traduce en trabajo directo e indirecto para 50.000 familias, fruto de una política sustentable a favor del desarrollo de la cadena de valor del cuero. Compartimos la misma preocupación del Gobierno: seguir creciendo con estabilidad. Pero debe quedar claro que el aumento en el precio de la carne que debe soportar el consumidor nada tiene que ver con la industria curtidora, en todo caso el valor de venta del cuero colabora, como subproducto, a disminuir el costo del producto principal que es la carne.
Eduardo Wydler, Presidente de la Cámara de la Industria Curtidora Argentina
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