Domingo, 24 de octubre de 2010 | Hoy
E-CASH DE LECTORES
El informe del FMI referido a la situación de Argentina y Latinoamérica condena las políticas de intervención pública, a las que adjudica “restringir el potencial de crecimiento” y provocar “fragilidad fiscal y financiera”. Para el Fondo, la crisis en Estados Unidos y Europa no pasó. Bajo la denominación de “Kuzarbeit” (trabajo reducido), Alemania ha logrado impedir que la crisis económica perjudique la industria y se produzca una ola generalizada de despidos y quiebras en la industria manufacturera, eje de la economía alemana. En un artículo publicado por el diario Die Welt se expone esta temática. El artículo se inicia con la siguiente frase: “En la industria alemana los pedidos ya no llegan. A partir de ahora se seguirá trabajando con los costos pagados por el Estado. En las oficinas del trabajo las solicitudes de las empresas para pedir el subsidio se acumulan. La mayoría son de grandes consorcios; fábricas de autos y los que les suministran partes y piezas. El porvenir se ve oscuro. En la fábrica de Daimler Benz de Sindelfingen (cerca de Stuttgart), de los 30 mil trabajadores, un tercio comenzó a trabajar con el modo “subsidio”. La última vez que ello ocurrió fue en 1993, hace 15 años.
Los afectados comenzaron a trabajar sólo cuatro días a la semana; algunos sólo tres y hay casos en que se van a casa ganando el 80 por ciento del sueldo normal. La empresa insignia de la industria automovilística alemana vio reducidas sus ventas en un 25 por ciento y aún no se recupera completamente. A comienzos de año trabajaban en la modalidad subsidiada 60 mil obreros de Daimler. En toda la industria se calcula en la Oficina del Trabajo que esa cifra subirá de los 300 mil. El subsidio significa una reducción de los salarios para los trabajadores con la garantía de que el puesto de trabajo se mantiene. El gobierno aplica esta modalidad como fórmula eficaz para salvar los puestos de trabajo coyunturalmente y evitar que la experiencia técnica acumulada se pierda y unidades de producción desaparezcan, ya que saben que si una empresa industrial se disuelve es muy difícil “reconstruirla” pasada la crisis. El gobierno asegura que pagará el subsidio por 18 meses. Sin la ayuda del Estado que paga los sueldos de trabajadores que deberían ser despedidos por la crisis y los mantiene trabajando, una ola gigante de despidos habría rodado por Alemania. Un beneficio colateral es que los trabajadores pagados por el Estado no aparecen en la estadística de paro, lo que a su vez tiene beneficios políticos y electorales.
Alvaro Rojas
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