Los números de la recaudación de 2007 permiten analizar con perspectiva la evolución cuantitativa y cualitativa de una de las variables macroeconómicas fundamentales.

Tomando como base los datos de 2003 (ver cuadro), la primera conclusión es que en el último cuatrienio el total de recursos tributarios aumentó más que la actividad económica. Para que la comparación sea homogénea es necesario eliminar el efecto precios, y para eso los 79.319 millones de pesos de 2003 fueron inflados en un 57 por ciento (asumiendo que el verdadero aumento de precios del año pasado fue del 20 por ciento), lo que arroja para 2003 una cifra de 124.524 millones a precios de 2007. Si la recaudación hubiera subido igual que el PBI de esos cuatro años (40 por ciento), habría llegado a 174.333 millones, pero el resultado fue de casi 200.000 millones.

De esos números también se puede inferir a muy grandes rasgos que la eficacia de la AFIP aportó la diferencia (casi 26.000 millones de pesos), lo que equivale a un incremento para el período del 15 por ciento, a razón de un mejora anual promedio del 3,5 por ciento.

Hasta aquí nada que llame la atención: la recaudación en valores reales creció más que la economía, y en algo contribuyó el organismo que encabeza Alberto Abad.

Pero tan pronto uno se sumerge en la conformación de los ingresos comienzan a aparecer sorpresas. En primer lugar, la estructura de 2007 es mucho más parecida a la de 2003 de lo que muchos creen, y los cambios en la importancia de varios impuestos son de signo inverso a lo que algunos afirman con ligereza o sin perspectiva.

Lo más llamativo es que las retenciones a la exportación perdieron casi un punto y medio de incidencia. Sin entrar en mayor detalle sobre las causas de la caída, lo cierto es que la observación le agrega un matiz a lo mucho que se habla sobre la influencia positiva de las condiciones internacionales en la recuperación económica en general y en las finanzas públicas en particular.

También asombra el achicamiento en más de tres puntos porcentuales de la porción correspondiente a la seguridad social (aportes personales y contribuciones patronales), considerando que en el período se registró una importante recuperación en el salario real y hubo un intenso ritmo de creación de empleo formal.

Es indiscutible que el crecimiento relativo de Ganancias mueve la estructura en sentido progresivo. Sin embargo, da la impresión de que el aumento en la recaudación es bastante menos que proporcional al salto en las utilidades empresarias y en los ingresos de las personas gravadas que hubo en los últimos cuatro años.

Más allá de la leve reducción en su incidencia, el IVA mantiene su histórica preponderancia, que es uno elementos básicos de la configuración regresiva.

Que en nada se ve atenuada por Bienes Personales, que en lugar de ir ganando espacio lo sigue perdiendo. La pequeñez del aumento cuatrianual luce obsceno y vergonzoso tomando en cuenta la estampida patrimonial que disfrutaron quienes deberían ser contribuyentes de este impuesto.

En definitiva, hubo más recaudación, que no es para despreciar. Pero hubo más de lo mismo, que es algo que urge cambiar.

Recursos tributarios

Fuente: elaboración propia en base a datos de la AFIP.

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