Las personas obesas podrán llevar en el futuro un dispositivo, una especie de sensor, que les avise que los niveles de grasa son demasiado elevados y que al mismo tiempo genere una serie de señales que transmitan al cerebro la sensación de saciedad. Así, se dejaría de comer y se perdería peso. La idea fue desarrollada por un equipo de investigadores suizos que la están probando en roedores. Dirigidos por Martin Fussenegger, los investigadores del ETH Zurich, cuyo trabajo se publica en Nature Communications, han desarrollado un sistema de alerta temprana y tratamiento: un circuito genético implantable compuesto principalmente por componentes de genes humanos. Por un lado supervisa constantemente los niveles circulantes de grasa en la sangre y, por otro, tiene una función de realimentación y fabrica una sustancia en respuesta a los niveles de grasa en la sangre excesivamente altos que transmite una sensación de saciedad al organismo.