Domingo, 23 de noviembre de 2003 | Hoy
OSCAR OSZLAK,
director Maestría en Administración Pública/UBA
“Distribución diferente”
“Es difícil comparar la situación de los empleados públicos
y privados porque en el sector público existen numerosos regímenes
salariales que varían según los organismos y las jurisdicciones.
No obstante, en términos generales se puede afirmar que la masa salarial
que se paga es similar a la del sector privado, aunque se distribuye de manera
diferente. En los primeros tramos de la carrera del funcionario público
los sueldos son superiores a los que recibe el personal privado equivalente,
pero la curva salarial es mucho menos pronunciada porque la distancia entre
los salarios mínimos y máximos es menor a la existente en las
empresas. Además, hay diferencias en los criterios de remuneración.
Al empleado público se le paga más por antigüedad, por título
profesional o por ocupar un cargo crítico, pero el pago por desempeño
es una fracción minoritaria del salario. Para incentivarlo esa proporción
debería ser mayor y estar acompañada por una evaluación
de tareas que actualmente no se realiza.”
MARCOS MAKON,
Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Pública
“No es comparable”
“No es correcto comparar los ingresos de los empleados públicos
y privados porque son funciones diferentes. Los privados son asalariados de
un empresario que vende bienes y servicios en el mercado y tiene como objetivo
maximizar su rentabilidad. En cambio el empleado público tieneque prestar
servicios que son esenciales para la sociedad. Se requieren tipos de formación
diferentes y en muchos casos la calificación de los estatales es mayor
con relación a los privados, pese al imaginario social que los identifica
con la corrupción o la ineficiencia. Lo que sucede es que en el sector
público no hay incentivos que premien la eficiencia y la productividad
como en el sector privado. Los trabajadores se limitan sólo a cumplir
las normas para no ser sancionados y eso ha degradado su función. Además,
el congelamiento de las plantas por un mero criterio presupuestario llevó
a que en muchos casos los trabajadores que se jubilan no sean reemplazados poniendo
en riesgo la prestación de los servicios.”
TOMAS RAFFO,
IDEP-CTA
“No están mejor”
“Es falso que los trabajadores del sector público están
en mejores condiciones que los privados. El 50 por ciento de los estatales cobra
un salario menor al promedio que reciben los trabajadores privados formales.
La argumentación oficial da cuenta de una parte reducida del sector público
que, en todo caso, debería llevar a una estrategia de incrementos selectivos,
pero no a postergar a toda la administración resintiendo la prestación
de los servicios. Además, la comparación es improcedente porque
no tiene en cuenta las distintas tareas y calificaciones. Si la prioridad es
recomponer la capacidad de regulación hay que reconstruir el sistema
de empleo en la administración pública privilegiando objetivos
diferentes a los que comandaron hasta el momento las estrategias de reorganización
estatal. Vinculados, en general, a procesos de ajuste que destruyeron la carrera
administrativa dando como resultado el congelamiento de vacantes y la incorporación
de personal a través de contratos flexibles.”
DORA ORLAVSKY,
docente de Universidad de Buenos Aires
“Tienen ventajas”
“Los empleados del sector público tienen ventajas salariales con
relación a los privados. Mantienen ciertos adicionales producto de la
estabilidad laboral como el plus por antigüedad. Además, aunque
estén congeladas las vacantes, continúan ascendiendo en la carrera
administrativa. Las diferencias de capacitación con el sector privado
se fueron estrechando. No creo que los estatales estén más capacitados.
Se podría pensar que sí porque la mayoría son de ‘cuello
blanco’, pero el porcentaje de universitarios es bajo si se lo compara
con administraciones de países que han avanzado en los últimos
años como Corea. Además, el nivel terciario es casi como el de
un secundario. En las provincias la situación es similar. El nivel educativo
de los maestros es bajísimo. Muchos deberían empezar la carrera
de nuevo. Sólo se salvan los médicos. La situación es muy
grave. En cambio, en el sector privado la desocupación ha llevado a que
se exija una mayor calificación para obtener un empleo.”
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