¿Cómo evalúa el saldo negativo que la Argentina tuvo en su intercambio comercial con Brasil, en los últimos dos años?

--No se puede analizar el saldo comercial sólo entre dos países. La visión global del balance comercial de la Argentina es sumamente positiva. A largo plazo se debería tender al equilibrio. Esto es clave. A mí no me asusta la coyuntura. Me ocupo de que el intercambio sea útil para el desarrollo de la producción de la Argentina. Gran parte de la producción agrícola que expresaba un balance superavitario a favor de la Argentina bajó en sus colocaciones en Brasil, mientras que crecieron las manufacturas de origen industrial, aunque en una proporción menor al crecimiento (en las colocaciones) de los productos brasileños.

En los últimos cinco años, el intercambio entre Uruguay y la Argentina cayó, y mientras la Argentina recuperó el nivel de exportaciones a Uruguay del 2001, las importaciones están en la mitad que antes de la devaluación.

-Creo que Uruguay tiene las mismas inquietudes y hace los mismos reclamos que la Argentina le hace a Brasil. Necesitamos generar corrientes de comercio que favorezcan el desarrollo productivo. Esto debe estar acompañado con asociaciones empresariales: "Mercoempresas". Al Mercosur comercial, que fue la impronta de los años '90, hay que combinarlo con el Mercosur productivo, que tenga políticas de asociatividad entre sus empresas y que desarrolle cadenas productivas, tendientes a la generación de empleo e inclusión social.

¿Cree que con el perfil de las actuales discusiones se llegará a ese salto en la concepción del bloque regional?

-Estoy convencido de que sí. Las actuales discusiones entre los países llevan a una etapa de integración más profunda.

Teniendo en cuenta los anuncios de los funcionarios uruguayos, ¿qué estrategia se puede vislumbrar por parte de Estados Unidos?

-Estados Unidos quiere avanzar en el ALCA, de manera que les permita seguir protegiendo áreas sensibles de su economía como la producción agrícola, a través de aranceles y subsidios. Y esto no le conviene ni a Uruguay ni a los otros socios del Mercosur. Así lo planteó coherentemente el Mercosur en los últimos dos años y medio. Y así lo expresó el presidente Tabaré Vázquez en la Cumbre de las Américas. Esa es la única posición formal que conozco del gobierno de Uruguay.