GRAIN Argentina
“La crisis del petróleo y los combustibles fósiles disparó una nueva ‘fiebre del oro’ en todo el planeta y parece que nadie quiere perderse la oportunidad de subirse al tren que seguramente funcionará con alcohol y biodiésel. Productores, corporaciones, gobiernos y organismos internacionales se han lanzado a la conquista del nuevo mercado y las noticias, leyes, nuevos organismos internacionales y declaraciones rimbombantes están a la orden del día. Sin embargo parece que nadie, o casi nadie, está dispuesto a mirar un poco más allá e intentar un balance de las décadas que llevamos quemando petróleo. O de pensar en las consecuencias que la sustitución de los combustibles fósiles por biocombustibles puede tener sobre nuestras vidas. La utilización de tierras agrícolas para la producción de biocombustibles desplazará a cultivos alimentarios en todo el planeta incrementando las amenazas sobre la ya jaqueada soberanía alimentaria de nuestros pueblos. Por otra parte, el avance de la frontera agrícola terminará por destruir las últimas selvas, bosques y espacios naturales de nuestro continente. No es casual que Brasil sea uno de los principales interesados en impulsar esta ‘alternativa’. ¡Todo un Amazonas por explotar lo respalda!”
Grupo de Reflexión Rural
“La presión del capitalismo global para seguir en este modelo de oferta y demanda que ha enriquecido a las grandes corporaciones y ha aportado muchos dividendos a los países desarrollados hace que, bajo la bandera del calentamiento planetario y el encarecimiento del petróleo, se busquen otras formas de producción de biocombustibles en escala económica. La orientación de los agronegocios hacia los biocombustibles no se sostiene sólo con la iniciativa privada. La ley de promoción de biocombustibles, promulgada meses pasados en la Argentina, asegurará el negocio de los biocombustibles. El proceso de desertificación de los suelos, el uso y abuso de agroquímicos, el consumo excesivo de agua, los cultivos sobre bosques degradados, la pérdida de soberanía alimentaria, el éxodo rural, el abuso a los derechos humanos entre otros males se verán acentuados con la producción de biocombustibles que se viene. Además de todo lo dicho hay que agregar que se carece de estudios rigurosos sobre los balances energéticos y de gases efecto invernadero que demuestren que la producción de biodiésel de soja es una contribución a mitigar el calentamiento global; por el contrario, es muy probable que el cultivo intensivo de soja nos acerque más al infierno.”
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