Domingo, 25 de noviembre de 2007 | Hoy
INDIA, IRLANDA E ISRAEL
Por Fernando Krakowiak
Los funcionarios, académicos y empresarios que apuestan al desarrollo de la industria local de software toman como referencia los casos de tres naciones periféricas que se posicionaron como líderes mundiales en la provisión de alta tecnología, luego de impulsar fuertes políticas de promoción estatal. India, Irlanda e Israel diseñaron audaces estrategias para equiparar los desarrollos tecnológicos de potencias como Estados Unidos, Alemania e Inglaterra.
La industria del software comenzó a crecer rápidamente en la década del ‘80 debido al bajo costo de la mano de obra y a un fuerte apoyo estatal, que incluyó reducción de aranceles para la importación de computadoras, exenciones impositivas a las empresas del sector y restricciones para la compra de software importado. La inserción internacional se produce a partir de la exportación de productos y servicios de bajo valor agregado. Por lo general, el cliente del exterior diseña y gerencia el proyecto, mientras que las firmas indias proveen la mano de obra para tareas de programación, modalidad conocida como software factory. En la actualidad, exportan por un volumen cercano a los 15.000 millones de dólares. Es el modelo que menos entusiasma a los empresarios argentinos porque la industria local termina siendo sólo una fase de un proceso productivo más complejo que, en la mayoría de los casos, controlan compañías estadounidenses.
A diferencia de la India, este país realiza el ciclo completo de desarrollo de productos de software, incluyendo los servicios de soporte e implementación. Las reformas económicas que convirtieron a una economía agraria tradicional en un polo de desarrollo industrial comenzaron en 1958 con el Programme for Economic Expansion. No obstante, el despegue de la industria de alta tecnología se produjo en la década del ‘90 cuando el gobierno incentivó la inversión extranjera directa y reorientó a las empresas locales hacia el mercado externo con exenciones impositivas, subsidios vinculados a metas y, en el caso del software, la creación de un fondo de venture capital coordinado y financiado en parte por la National Software Directorate. Los recursos humanos calificados, la buena calidad del sistema educativo y su fuerte vínculo con la industria también resultaron fundamentales. Irlanda invierte cerca del 15 por ciento de su presupuesto anual en educación.
En las últimas décadas, se convirtió en el Silicon Valley de Medio Oriente. La innovación y el desarrollo tecnológico se vinculó estrechamente con las necesidades de una industria bélica que luego fue transfiriendo sus competencias al ámbito civil, sobre todo en telecomunicaciones, microelectrónica, criptografía e informática. Al igual que Irlanda, concibe y diseña paquetes y productos completos de software, orientados en su mayoría al mercado externo. Entre 1990 y la actualidad, las exportaciones de software de Israel pasaron de 90 a 3000 millones de dólares anuales. Para lograrlo, el gobierno estimuló asociaciones industriales entre sus principales empresas y corporaciones internacionales líderes, como Motorola e Intel. La investigación y el desarrollo se financian a través de institutos de investigación académica y fondos de capital de riesgo en los que participa el Estado. Israel se destaca también por el alto nivel educativo de la población y una gran oferta de especialistas en informática.
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