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¿Por qué en la década del 90 se dejó de lado el sector nuclear en el mundo occidental?

–A la energía nuclear se la conoce por Hiroshima y Nagasaki. Por las consecuencias nefastas que supone el uso bélico. Enseguida se la asocia con el hongo de la bomba atómica. A la gente le cuesta pensar que la energía nuclear pueda aportar algo útil para la humanidad. Ese estigma se potenció en 1986 cuando ocurrió el desastre de Chernobyl, el peor accidente de la historia provocado por una sumatoria de errores garrafales y por una tecnología que no está autorizada en el mundo occidental. Eso le puso un freno al desarrollo nuclear. Después empezó a pasar el tiempo y nunca hubo otro accidente en el mundo que afectara a los operadores o a la población. Además, aparece el problema del calentamiento global. Entonces, lo nuclear comenzó a ser revalorizado.

¿En Argentina influyó también el hecho de que el gobierno de Carlos Menem privilegiara un modelo de servicios por sobre uno industrial que demandaba más energía?

–Sí, en el caso argentino influyó fuertemente el modelo económico de los 90 opuesto a lo que ocurre en estos años, en que se prioriza la fabricación de productos nacionales, especialmente de complejidad y con gran uso de materia gris nacional.

¿Existieron presiones de las potencias centrales para que Argentina abandonara su plan nuclear?

–En ese momento puede haber habido algo, pero Invap siguió exportando y hoy la Argentina está dentro del club de suministradores nucleares. Hemos sido muy serios con la importación de uranio enriquecido. Esa seriedad le da a la comunidad internacional la confiabilidad de que Argentina no está embarcada en ningún proyecto con fines no pacíficos. Ese es un elemento clave para que no haya presiones ni restricciones.

¿Qué opina sobre el programa nuclear de Irán? La Agencia Internacional de Energía Atómica lo condenó, pero Brasil salió a respaldarlo siempre que sea con fines pacíficos.

–Es un tema muy complejo. Evaluarlo sólo desde el enfoque nuclear no es suficiente porque ésa es una zona de potencial conflictividad y además estratégica desde el punto de vista de la producción de hidrocarburos. Por lo tanto, requiere una visión más global que escapa a mi experiencia