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En Europa occidental, el régimen de reparto de utilidades rige desde hace más de cincuenta años; en Asia y América latina se avanzó en este aspecto en las últimas tres décadas. En todos los casos, luego de varios años de funcionamiento del sistema, se realizaron estudios académicos para evaluar su resultado. Las encuestas oficiales del Ministerio del Interior de Gran Bretaña muestran que las expectativas respecto del trabajo futuro en las empresas en las que se participan las ganancias son mayores a las de las empresas en las que esto no sucede.

El economista inglés Sandeep Bhargava realizó un estudio donde demostró que la rentabilidad neta –aun después de haberse pagado la participación de los trabajadores en las ganancias– de las empresas adherentes al sistema era superior a la de las que no adherían, con lo que la participación laboral en las ganancias resultó, en el caso británico, beneficiosa para todos los sectores.

Son decenas los estudios que revelan que los esquemas de participación de los trabajadores en las ganancias tienden a incrementar la productividad, aumentando a su vez las ganancias de las empresas y, con esto, la propia suma a ser redistribuida entre sus partes constitutivas. Investigaciones realizadas por los especialistas Weitzman y Kruse muestran que “existe una relación positiva entre la participación de los trabajadores en las ganancias y la productividad”, mientras que Weitzman muestra que este tipo de esquemas “pueden contribuir a aumentar el empleo y a reducir presiones inflacionarias desatadas por conflictos distributivos”.

En el documento final de la Cumbre de Lisboa en 2002 se incluye un capítulo respecto de la participación financiera de los trabajadores: “Cada vez más empresas son conscientes de las posibilidades que ofrecen los sistemas de participación de los trabajadores, en particular como elemento motivador, al equiparar sus intereses con los de los accionistas, pero también como factor de contratación y retención de personal. La participación de los trabajadores en los beneficios y resultados de las empresas se relaciona con una serie de ventajas para las empresas, los trabajadores y la economía en su conjunto”, señala el documento. En el mismo enfoque, el brasileño Pontes de Miranda manifestó en un informe en 1997 que la “participación financiera de los trabajadores en los lucros empresariales reduce desconfianzas y permite un mejor funcionamiento de las democracias”