PRIMERA PERSONA
Por Berta Goldenberg (directora)
Viendo Vapor, de Mariano Pensotti, experimenté esa intensidad en la atención (tan buscada y tan pocas veces lograda) que sólo el teatro puede regalar. Relatos, más que atrapantes en su poética humanidad; seres que quieren, y casi nunca logran, tocarse; imaginarios que se entrecruzan, fusionan y se separan; y en medio, el vapor. Presentí que hablaba una generación que no es la mía, pero con ese mismo deseo, muy intenso, de narrar historias. No han buscado sorprenderme; sólo compartir el disfrute de un mundo poético propio. Un espectáculo generoso.