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Sábado, 11 de agosto de 2012

TEATRO › ENTREVISTA AL INVESTIGADOR TEATRAL ALEMáN HANS THIES LEHMANN

“Hago teoría siguiendo a la práctica”

Fue quien introdujo el término “teatro post-dramático” para referirse a “unos espectáculos que, en su momento, no fueron valorados ni tenidos en cuenta”. Mañana dará una charla abierta en el San Martín, y entre el lunes y el miércoles dictará un seminario en el Rojas.

 Por Cecilia Hopkins

Introductor del término “teatro post-dramático”, el investigador alemán Hans Thies Lehmann acaba de llegar a Buenos Aires para dictar dos seminarios, uno en el Teatro San Martín –la visita se produce en el marco del programa Rituales de Pasaje– y otro en el Centro Cultural Ricardo Rojas, organizado por el IUNA (ver aparte). Lehmann es profesor de Estudios Teatrales de la Universidad Johan Wolfgang Goethe, de Frankfurt, y dicta clases en diversas instituciones de Europa y Estados Unidos. Sus conclusiones académicas se basan en el estudio de las más diversas puestas teatrales que tiene la oportunidad de presenciar: “Hago teoría, pero siempre siguiendo a la práctica”, advierte ante Página/12, al dejar en claro que el término “post-dramático” le fue sugerido por la propia producción teatral europea, “de unos espectáculos que, en su momento, no fueron valorados ni tenidos en cuenta”. Por otra parte, Lehmann entiende que la denominación de “post-dramático” no solamente alude a una modalidad que asume en estos tiempos el teatro de búsqueda, sino a nuevas formas que encuentran los artistas para hablar de su experiencia en el seno de una sociedad eminentemente dramática. Quien fue alumno de Lehmann, el alemán René Pollesh, trajo a Buenos Aires, en el marco del VIII FIBA, su monólogo ¡Te estoy mirando a los ojos! Contexto social de ofuscación, un claro ejemplo de las formas alternativas que propone el teatro europeo de hoy para ejercer la crítica social.

–¿Qué fue lo que le sugirió la necesidad de crear el término post-dramático?

–Desarrollé esta noción por la necesidad de nombrar una fuerte producción teatral que no era tenida en cuenta: en las últimas décadas –podemos decir que desde 1970– han habido muchos espectáculos fantásticos que, sin embargo, no han sido apreciados ni por el público ni por la crítica. Se trataba de obras en las que se utilizaba la danza, la forma documental, el coro, el monólogo. Eran formas teatrales que estaban por fuera de la tradición del teatro dramático, tan fuerte en países como Francia o Inglaterra. En cambio, yo creo que drama y teatro no son la misma cosa.

–Entonces, para comprender mejor qué es el teatro post-dramático primero hay que entender qué es el teatro dramático...

–Efectivamente: el modelo de teatro dramático tiene múltiples variantes, pero lo podemos fijar entre Shakespeare e Ibsen. Evidentemente hay mucha diferencia entre estos autores y todos los que se ubican en ese extenso lapso, pero podemos ver que en todas las obras hay diálogo, hay conflictos entre los diferentes personajes y que la intriga presenta muchas complicaciones. Nada de esto estaba presente en la tragedia antigua.

–O teatro pre-dramático, según su denominación...

–Así es. Llamo con este nombre a una forma de teatro que recurre al coro, a la máscara y a la ausencia de acción, porque en la tragedia se habla de algo que ya ocurrió. En cambio, el teatro dramático se basa en la representación de la acción. Encuentro cierta similitud entre la tragedia antigua y el teatro de hoy, en el que se vuelve a la expresión de lo colectivo, a la danza o a lo performático, al ritual.

–¿Dónde se ubica el texto en estas producciones?

–Hay que subsanar un malentendido: el teatro post-dramático no prescinde del texto, aunque es cierto que podría ser una de las opciones. Lo que hay que tener en cuenta es que éste ya no es el elemento principal, porque en una puesta ocupa un lugar más junto a otros elementos. Entre una gran variedad de posibilidades, este teatro recurre al monólogo, al biodrama –que incluso puede ser interpretado por personas que no son actores–, al teatro documental, a la danza-teatro.

–Desde 1999, cuando introdujo el término post-dramático, hasta el presente, debe haber detectado cambios...

–Sin duda que este teatro sigue produciendo nuevas versiones. La creación colectiva, por ejemplo, se ha vuelto muy recurrente. Lo mismo que el director sea también dramaturgo.

–Estas categorías sirven, sin lugar a dudas, a los estudiosos del teatro. Pero, ¿son productivas también para los artistas?

–Cuando en 1999 se publicó mi libro (Post-dramatisches Theater, traducido a 19 idiomas), muchos creadores lo leyeron y supe que su estudio logró entusiasmarlos, porque sentían que podían encontrar sus propias variantes dentro del modelo descripto. Sé que también algunos lo han usado como preceptiva, pero eso es algo que no se puede evitar. Desde mí, puedo afirmar que hago teoría siguiendo siempre a la práctica. De ninguna manera quiero generar un canon ni hacer prescripciones.

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Lehmann es profesor de Estudios Teatrales de la Universidad Johan Wolfgang Goethe, de Frankfurt.
 
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