Miércoles, 17 de julio de 2013 | Hoy
TEATRO › MAX DELUPI Y EL FENóMENO DE LAS ANTI K THELMA Y NANCY
En estos días, el humorista cordobés y su compañero Beto Bernúez se multiplican en radio, TV y la puesta del Teatro de la Comedia. Se trata de un fenómeno atípico de humor político con apoyo al oficialismo... aunque haya quienes creen lo contrario.
Por Emanuel Respighi
Para comprender el motivo que hizo que la particular mirada sobre la realidad política de Thelma y Nancy, esas dos señoronas asqueadas del kirchnerismo, se extendiera desde Córdoba a todo el país, habría que escarbar en el descenso al Nacional B de River. Es que sin ese golpe al corazón millonario, la creación de Max Delupi no hubiera llegado a Canal 9, de la mano de Víctor Hugo Morales en su Bajada de línea, allá por 2010. “Lo que pasó fue que Víctor Hugo buscaba algo de humor y, justo, el esposo de una de sus productoras, deprimido por la tragedia futbolera del club de sus amores, se topó con el sketch en YouTube y se lo recomendó a su mujer”, cuenta Delupi en la entrevista con Página/12. La historia posterior es conocida: el humor político de Thelma y Nancy alcanzó visibilidad en Bajada de línea durante dos años, para luego sumarse a Radio Nacional en 2012 como columnista de Mañana es hoy y este año alzarse con La coca es pa’l fernet, el programa de humor que se emite de 1 a 2 de la madrugada por AM 870. La frutilla del postre es la temporada teatral que Thelma y Nancy están haciendo todos los miércoles, a las 21, en el Teatro de la Comedia, Rodríguez Peña 1062.
Dos señoras paquetas que se escandalizan porque las empleadas domésticas tengan que ser “blanqueadas”, porque tienen derecho a irse de vacaciones o porque los más necesitados tengan acceso a la Asignación Universal por Hijo. Esas son Thelma y Nancy, en la interpretación –respectivamente– de Beto Bernúez y el mismo Delupi, creador del sketch de humor político “exportado” desde Córdoba. Tomando como materia prima cierto pensamiento político y social que en algunos sectores se ejerce con impunidad y desprecio, en contra de cualquier medida progresista, Thelma y Nancy revisan la actualidad argentina con un humor político que no busca mantenerse equidistante de la coyuntura. Incluso, desde hace un par de semanas Nancy se incorporó como columnista de Visión Siete Resumen, en la edición de los jueves del noticiero de cierre diario de la TV pública.
En un momento en que el humor político parecía haber terminado tras la muerte de Tato Bores, probablemente el más genial e irónico analista de la realidad, Thelma y Nancy vinieron a ocupar ese espacio. Con su propio estilo, claro. “Nosotros hacemos humor político, un género que no es fácil”, dispara Delupi. “Es un espacio en el que han jugado grandes artistas, muy talentosos”, analiza. “Hoy prácticamente no hay humor político. Y no-sotros no somos talentosos ni nuestros guiones son geniales. Basta con leer el correo de lectores de La Nación o los comentarios de las notas en algunos diarios, para darse cuenta de que Thelma y Nancy parecen dos zurdas. Hay chicos de 14 años que son más reaccionarios que una persona de 70. No se trata de una cuestión etaria, sino del pensamiento político que muchos tienen.”
Desde una estética más cercana a La Tota y la Porota de Jorge Porcel y Jorge Luz, o al de la Sonia Braguetti de Horacio Fontova en Peor es nada, pero deteniéndose en señoras acomodadas que no quieren perder sus privilegios de clase, el sketch refleja en clave satírica la manera de pensar de ciertos argentinos. Tal vez el aspecto inédito que en el género inauguró Thelma y Nancy es que hace humor político sin ubicarse en la oposición, sino desde el acompañamiento al proyecto político del gobierno nacional. “Aunque el humor político tendió y tiende a ser naturalmente opositor, creo que éste es un momento propicio para hacerlo desde un espacio de sostenimiento de las políticas oficiales, porque hoy la relación directa que decía que el poder lo ostenta el gobierno de turno se ha puesto en discusión. Los poderes ocultos hoy se expusieron a los ojos de todos”, afirma el humorista cordobés.
–¿Cómo es hacer humor político desde el acompañamiento explícito al gobierno nacional, en un contexto de polarización tan marcado?
–Nunca hemos tenido una limitación en el guión. Nosotros no le mentimos a la gente. No somos ecuánimes ni queremos –si es posible– ubicarnos en el medio. En nuestra obra o programa de radio, claramente expresamos nuestro apoyo al Gobierno. Compartimos el 70 por ciento de las medidas que desde 2003 se tomaron hasta la actualidad. De cualquier manera, señalamos también desde el humor político aquellas cosas que creemos que no están bien hechas o que aún faltan por hacer. Nosotros no somos funcionarios. Creemos que hay autocrítica por hacer, que hay que profundizar el modelo, que todavía hay mucha exclusión, mucha gente viviendo en la calle... Pero no le ocultamos que, para nosotros, este es el mejor gobierno que tuvo la Argentina en los últimos sesenta años. No buscamos equilibrar políticamente los guiones. Nos reímos de ciertas cosas del kirchnerismo, pero lo defendemos desde los absurdos o interesados argumentos de quienes lo critican. Lo loco es que mucha gente que nos viene a ver al teatro nos felicita porque, dicen, le decimos al gobierno nacional lo que nadie le dice. ¡No entienden lo que es una sátira!
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