¿Cuál es la primera meta de toda banda emergente, si no grabar su primer disco? Y si de grandes sueños se trata, ésta daría cualquier cosa por poder hacerlo en el archi mega fantástico “Estudio Fun-K”, propiedad del archi mega conocido productor musical Don Perruti, ese que tantas celebridades de la música ha sabido a buen puerto conducir. Los sueños, sueños son, pero aquí se hacen realidad, y así es como los artistas en cuestión reciben finalmente el llamado del afamado Don Perruti, y comienza el viaje musical, toda una aventura que es la que relata Jugando en el estudio, el nuevo espectáculo de Mundo Arlequín.

Surgidos del semillero infantil que es la compañía El Juglar (que integran, entre otros, Los Cazurros), Mundo Arlequín lleva varios espectáculos montados para teatro, pero también son toda una marca de las funciones estivales callejeras de Valeria del Mar o Pinamar. El grupo liderado por Javier Herrero y Alejandro Carroll (Janko y Lele) tiene la virtud de sumar en buenas dosis música, teatro, manejo y confección de títeres, y una marca de humor que les es propia, y que pueden compartir también los grandes. Se suman en escena los músicos y actores Pablo Valotta en bajo y José Ureta en batería, que completan la banda protagonista.

Aunque el público ideal es de nenes y nenas un poquito más grandes, otra virtud de Jugando en el estudio es la de acaparar la atención de los pequeños desde unos tres años, algo que se agradece con hermanitos o primos escalonados en edad. Y así, mientras algunas líneas de diálogo y guiños de humor apuntan a los más grandes, la música y la acción de los títeres convocan también a otras edades. Grandes momentos de títeres son logrados con la “Gitana Alvina” que todo lo adivina, la “Cubanita Anita”, que con su ritmo al público agita, y con el “Burro Rafael”, que se olvidó el tambor y con el cuerpo hace percusión, toda una figura ya en espectáculos anteriores. El afamado anfitrión del estudio de grabación, Don Perruti –logradísima su presencia bigotuda ¡con sólo dos escobillones!, porque una marca de la puesta es la del reciclaje de elementos de la vida cotidiana–, tiene la voz del “artista invitado de luxe” Diego Capusotto.

Mientras transcurren ritmos de reggae, funk, ska, rock, chacarera, salsa y mambo, Mundo Arlequín va logrando su objetivo: un disco propio con buena música (que también, claro, fue editado y está disponible a la salida), pero sobre todo un viaje que además de musical es teatral, divertido y apto para todo público.