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Sábado, 24 de noviembre de 2012

CHICOS › SE MULTIPLICAN LAS EDICIONES DE POESIA PARA CHICOS

La emoción no tiene límites de edad

Un mono artista, un cielo de las hormigas en el que las nubes son verdes, lunas con gusto a cereza, el casamiento de dos pulgas: todo es posible en los versos de los poetas que escriben para los más pibes.

 Por Karina Micheletto

Como ocurre en general con la buena literatura infantil y juvenil, la poesía pensada para chicos puede sorprender por su capacidad de trascender barreras etarias y de emocionar a todos por igual. Hay autores que son especialmente prolíficos en este género, otros que se lanzan como un descubrimiento a hacer poesías que incluyen también a los muy, muy chiquitos (los que todavía no saben leer o recién comienzan a asomarse al mundo de las letras). Lo cierto es que, según se desprende de las novedades editoriales, los creadores argentinos están haciendo mucha y muy buena poesía para chicos. La sección Chicos recorrió los estantes de las librerías y eligió algunas de estas ediciones recientes para compartir con sus lectores y, claro, invitarlos a describir más.

Poesías voladoras

Mónica López

Una pata está cansada
de nadar en aguas calmas.
Quiere un poco de aventura,
¡olvidar a la laguna!
Y se va de vacaciones
con un sapo y tres gorriones.

Este es un libro de poesías “que vuelan y se escapan, revolotean por la ciudad y atraviesan el cielo en bandadas o en soledad”. Escrito por Carla Dulfano, Mónica López y Lorena Scigliano, y con coloridas ilustraciones de la artista mEy!, viene dividido en ejes temáticos: hay poesías en el cielo, poesías de ciudad, poesías voladoras, poesías de animales, poesías fantásticas. Entre los poemas que crearon estas tres escritoras hay contundentes historias breves: la de la princesa Filomena, la de Ñata la lechuza, la del mono artista, la de Sara la vaca, la de la golondrina cansada. Y también hay bellas descripciones como la de la calesita o la de la ciudad cansada.

El libro forma parte de la Colección Poética, en la que también se editó Cuentibichos y otras yerbas poéticas, de Olga Apiani de Linares, otro texto lleno de historias cortitas con forma de poesía. Poesías voladoras está sugerido para chicos a partir de 8 años, pero entre todos estos versos largos y cortitos, con más o menos rima, es seguro que hay algunos que engancharán también a nenes más chiquitos... y a grandes bien grandes. Poesías voladoras, editorial Uranito, $ 65.

Solo sé que es ensalada

Oche Califa

Al viajero que camina sin temor
y por el mundo a paso firme anda
le da lo mismo sentarse a
/descansar
sobre la hierba dura como
/en la roca blanda.

Esta es una novedad-novedad, recién salida de imprenta y con el sello humorístico y algo campechano de Oche Califa. Califa ya había escrito en forma de versos Para escuchar a la tortuga que sueña, un libro que se ganó un lugar preferido entre los chicos. Ahora vuelve a mostrar su destreza poética que puede adquirir forma de canción, tango, fábula, adivinanza, broma o profunda reflexión sobre las cosas importantes de este mundo.

El reciente ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil Pablo de Santis (por su libro El juego del laberinto) escribió en la reseña de este libro: “Uno de los placeres de la lectura es la inconstancia. Dejar que un verso nos encandile, ignorar los números de página, reírnos solos, empezar por el final. Este libro fue escrito para esos días en que leemos como si paseáramos (...). Coleccionista de preguntas sin respuesta, filósofo de la paradoja, Oche hace su poesía con esos instantes en que las cosas y las palabras se acusan mutuamente. Especie de enciclopedia de cosas secretas, este libro nos revela que los fantasmas del Polo Sur andan con sobretodo, o que en el cielo de las hormigas las nubes son verdes”.

Solo sé que es ensalada, Ediciones Colihue, $ 79.

Bicho hambriento

Iris Rivera

En Calilegua vive una llama
a quien rodearon de muy mala
/fama.
La miran con terror
de que por un error
provoque algún incendio,
/pobre llama.

Este es un librito precioso y práctico: chiquito, livianito, perfecto para llevar en la mochila y leer ante cualquier bicho hambriento que se presente. Los versos que llevan el nombre del libro, justamente, son una maravilla poética lograda para chicos muy chiquitos (el libro está sugerido a partir de 4 años), y por supuesto, como ocurre con la buena literatura, para todas las edades. Escribió estos “versos jugados” Iris Rivera, reconocida creadora del campo LIJ. Y los ilustró José Sanabria, de una manera también muy poética.

Los versos de Rivera juegan con el haiku, el limerick (o quintilla humorística), la canción, el disparate y otros géneros poéticos. Hay “Versos nomás”, “Versos mojados”, “Versos viajados”, “Versos de día y de noche”. Hay versos cortitos y un poquito más largos, graciosos y de los que dejan pensando, o preguntando. Leídos juntos o de a poquito y en voz alta, vencen cualquier cansancio paterno y/o materno cuando llega el cuento de antes de dormir.

Bicho hambriento y otros versos jugados, Alfaguara, $ 45.

Por esta ventana y otros poemas

Liliana Cinetto

La tarde ya se viste de pereza
cuando llega el verano
y cierra uno a uno los cuadernos,
puro sol en las manos.

Otro libro livianito y manipulable, con coplitas y poesías para pequeños lectores. El estilo de Liliana Cinetto, autora de estos versos, tiene mucho que ver con las ilustraciones que planteó la artista plástica Mirita, en tonos pastel, dulces y etéreas. Las estaciones y los meses del año, las vocales o las partes del cuerpo son tratados en estos versos sin intención de bajada didáctica sino como un ejercicio de pura poesía enfocado a los lectores muy, muy chiquitos.

Es una edición económica, pero a la vez sustanciosa y colorida, publicada dentro de la colección Torres de Papel. También viene escrito en imprenta mayúscula, y también es un placer hacerlo formar parte de la lectura compartida con los grandes.

Por esta ventana y otros poemas, editorial Norma, $ 36.

Mi animal imposible

Guillermo Saavedra

A veces, de noche, cuando tengo
/sueño,
si miro mis cosas, creo que me
/miran;
parecen decirme que no soy su
/dueño.

En este libro de poemas y canciones, Guillermo Saavedra sigue desarrollando su estilo en verso, dotándolo también en algunos casos de música. Los presenta como “historias envasadas en verso y canciones con perfume de cuento”: “Como en mis libros anteriores, intenté cocinar aquí, con la rítmica salsa del poema, historias con personajes y hechos despampanantes para divertirlos, sorprenderlos y, por qué no, a veces, asustarlos un poquito”.

Los versos de Saavedra –recomendados para chicos y chicas desde 8 años– recorren “historias estrafalarias y canciones ordinarias” que incluyen el casamiento de dos pulgas, la increíble vida del apestoso Rodríguez, la maravillosa aventura de las palabras o el frustrado amor entre una regla y un compás. Acordes con el tono humorístico general de estas poesías, se lucen las ilustraciones de O’Kif-MG.

Mi animal imposible, Alfaguara, $ 45.

Gajos de mandarina

Laura Quirós

Hay un camino
para un sapo
enamorado;
tiene charcos verdes
y olas lila.

Esta es una cuidada edición de la editorial independiente Del Naranjo, como todos los títulos que integran la colección Luna de Azafrán. Tiene ilustraciones preciosas de Natalia Colombo, y versos de Laura Quirós habitados por osos, caracoles, hipopótamos, cebras, hilos de sol, lunas con gusto a cereza, sapos enamorados. “Cada gajo, un poema”, promete la contratapa, y así ocurre página tras página, bien marcadas por el color de la edición. Es el primer libro de poesías de la autora.

Gajos de mandarina, ediciones Del Naranjo, $ 49.

El Gallo Pinto y otros poemas

Javier Villafañe

Pintín Pintonero
pintando en un pito,
me dijo una tarde
que era el Gallo Pinto,
el de cresta roja,
el de largo pico,
plumas de colores
y cuerpo chiquito.

Colihue reeditó recientemente esta antología que incluye versos que son clásicos de Javier Villafañe, pero también textos provenientes de distintos libros del autor. Poemas en algunos casos casi desconocidos, pertenecientes a ediciones agotadas o fuera de circulación. El resultado es una bella obra para niños y jóvenes, con una selección que destaca el humor y la ironía del escritor y titiritero.

“Este libro no fue pensado para niños: fue pensado para quienes aman la poesía, para quienes aman las palabras, para quienes aman la libertad”, escribió en la introducción Pablo Medina. “En este poemario, Javier juega con las palabras y con los textos y, como los niños, también con los sapos, las piedras, las moscas, los perros, las hormigas y las arañas. Juega y aprende y enseña todo lo que lo rodea. Gran observador, nos ayuda también a que sepamos mirar.”

El Gallo Pinto y otros poemas, editorial Colihue, $ 62.

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