“El rock es cosa de chicos”, anuncia la banda Aguafiestas. Y a juzgar por la convocatoria, los chicos les han hecho caso, porque en el tiempo de trabajo que llevan han provocado una pequeña revolución en este público de pequeños, que se ha hecho grande. Tanto, que este sábado los invitan a un teatro “de grandes”, el ND Ateneo, para resolver juntos una cuestión musical compleja: resulta que Aguafiestas tiene que componer una canción “única, original e irrepetible”, si quieren participar de un concurso que los puede hacer famosos. Pero hacer canciones no es tarea tan sencilla y en esa búsqueda puede suceder de todo, hasta pedir ayuda a una máquina. ¿Lo lograrán? ¿Los chicos podrán ayudarlos?

Aguafiestas tiene el mérito de hablarles –cantarles– a los chicos como tales, sin necesidad de volverlos adultos o adolescentes para dirigirse a ellos desde el rock. En sus espectáculos no sólo hay mucha música y buena: también una puesta teatral, con una historia que se va desarrollando en canciones, personajes que asume cada uno de los músicos, y mucha participación del público. En su repertorio traducen y adaptan a su estilo letras de bandas como The Beatles, Rolling Stones, The Doors, Pink Floyd, Los Gatos o Almendra, que ahora suenan en medio de una fiesta de chicos a la que los grandes se suman, divertidos.

“Quisimos ver de qué manera la estética del rock puede llegar a los chicos, rastreando en la historia del género, tanto en lo musical como en la moda, en la gráfica y en todo lo que tiene que ver con el mundo del rock”, explica su trabajo Leandro Troglio, que en escena se transforma en “Alexis Salaberry”. Con él tocan –y bailan, saltan, corren, actúan– Noelia Luna (“Betty Moon”), Mariano Gago (“Andy Agogó”), Francisco Antoniassi (“Frank Nanini”), Fernando Abbate (“Totolo”), Lucas Herrera Fernández (Luke Ferrigno”) y Mariano Rolando (“Rolovski”), un ruso que toca el acordeón.

“A veces la historia de una banda de rock parece un cuento con una estructura que se repite, como una narración clásica: ‘Había una vez un grupo de chicos que se juntaron para armar una banda, ellos querían ser famosos y en el camino les sucedieron muchas cosas’.” Sigue Troglio: “Nosotros quisimos retomar la idea de los recitales de rock como un espacio de libertad, juego y disfrute. También redescubrir algunas bandas y canciones que son importantes para el género y que no se escuchan tanto, porque el rock no son sólo Los Beatles y Los Rolling Stones. Y hacer el ejercicio de traducir canciones en otros idiomas al castellano. Sabemos que no es algo novedoso, pero nosotros intentamos hacer de esto algo más sistemático. Por eso en nuestros primeros discos las canciones son casi todas versiones”.

La banda no habla de “adaptaciones”: “Elegimos, seleccionamos lo que nos parece apropiado que los chicos pueden escuchar y ver del mundo del rock”, definen su trabajo, y advierten: “No es necesario hacer ‘La tortuga Manuelita’ con batería y guitarra eléctrica, o que la letra de la canción hable de que nació mi hermanito, de la leche o de la peluquería para que los chicos puedan entender o disfrutar. Ahí están ‘Lucy in the Sky with Diamonds’ de Los Beatles, ‘Chica del paraguas’ de Los Gatos y muchísimas otras que son más que indicadas para los chicos. Nuestro lema es: ‘Si a nosotros no nos gusta o no nos parece interesante, menos a los chicos’”. Y cuentan algo que puede computarse como uno de los méritos del grupo: hay chicos que conocieron ciertos temas primero por sus versiones, y al escuchar el original observaron: “Uy, mirá, es igual al de los Aguafiestas... ¡pero ésta no se entiende!”.