Decorar el hogar con algún elemento kitsch está bien, pero a no pasarse de excéntrico. Los robos a museos y otros centros culturales, tanto públicos como privados, continúan siendo una constante en Argentina. Eso indican los números: sólo durante el año pasado, este tipo de delito movilizó más de tres millones de dólares, que circularon entre compradores y vendedores del botín de bienes culturales. Y aunque aquí la persistencia del problema se centralice en Buenos Aires –el 66 por ciento de los delitos cometidos ocurrieron en la Capital Federal y en el conurbano–, se trata de delitos que inevitablemente corren hacia las fronteras y las superan, y por ello se ubican en el tercer lugar del ranking mundial de los mercados ilícitos con mayor tráfico, con 7 mil millones de verdes anuales. En Argentina, la ley 25.743 penaliza la comercialización y exportación definitiva de bienes culturales (reunidos nominalmente en la Lista roja, un detalle de los bienes culturales que se encuentran desaparecidos) pero ello no impidió que, al menos si se considera la cifra más reciente, 519 libros, pinturas, esculturas y restos fósiles fueran sustraídos.

En vistas a “concientizar” sobre el cuidado del patrimonio nacional, al millón de pesos invertidos en nuevas herramientas de seguridad en museos nacionales desde el inicio de la gestión de José Nun la Secretaría de Cultura de la Nación acaba de sumarle el relanzamiento de la Campaña de lucha contra el tráfico ilícito, con nuevas gráficas y dos spots televisivos. Algunas de esas imágenes son, en efecto, de objetos recuperados durante los últimos tres años, como el cuadro Cabeza de mujer, de Pierre-Auguste Renoir –que fue robado en 1980 del Museo Nacional de Bellas Artes y recuperado en 2005 por la Interpol–, y la moneda de oro de 1836 con la imagen de Juan Manuel de Rosas -–hurtada en febrero y devuelta en mayo del año pasado por la policía–.

“El éxito de la campaña anterior impulsa a comenzar el año con una segunda propuesta, ya que el despojo de los sitios arqueológicos y paleontológicos reclama una permanente tarea de capacitación y concientización ciudadana, que se suma a las medidas de seguridad aplicadas en los museos y sitios donde se exhiben las obras artísticas”, sostuvo Nun. dieciséis aeropuertos y más de cien pasos a lo largo de la frontera están, desde mediados de diciembre del año pasado, decorados con las imágenes de la campaña y se estima que durante el verano más de 13 millones de personas las visualizarán.

“La estrategia de la campaña apunta a generar conciencia y sensibilizar sobre la importancia de cuidar el patrimonio. El objetivo es alentar a la población a conocer, respetar y preservar nuestra identidad cultural”, explicó Diego Marquis, director de Comunicación de la Secretaría de Cultura, cuyo equipo diseñó el paquete publicitario. En rigor, la campaña es una apuesta a sostener el ascenso de la cantidad de denuncias de ciudadanos durante los últimos tres años. Según los registros de Interpol en Argentina, en 2006, se realizaron 42 denuncias; en 2007, 100; y hasta julio de 2008, 68.