Lunes, 18 de febrero de 2008 | Hoy
DANZA › ENCUENTRO INTERNACIONAL DE DANZA Y PERFORMANCE
Las organizadoras Alejandra Cosín y Mariana Márquez explican las motivaciones de este evento, que se desarrollará desde hoy en Capital Federal y San Isidro. Buscarán, entre otras cosas, articular teoría y práctica por fuera de los ámbitos convencionales.
Por Alina Mazzaferro
El II Encuentro Internacional de Danza y Performance, que tendrá lugar en la Capital Federal y en el partido de San Isidro entre hoy y el próximo domingo, podría ubicarse dentro de esos pocos eventos que reúnen lo off de lo off. Porque lo que allí se verá dista bastante de lo que puede encontrarse en los festivales oficiales, pero también en los diversos ciclos de danza contemporánea que nuclean a grupos independientes ya consagrados en el circuito porteño. Con la premisa de convertirse en un “espacio alternativo para la investigación y la exploración en arte escénico y performático de movimiento”, el Encuentro está dirigido a todos aquellos pre-profesionales o grupos en plena gestación animados a exponer sus work-in-progress, pero también a los profesionales que “quieren probar cosas que no se animan a mostrar en los festivales” o que, por diversas razones, no caben en ellos. Así lo aseguran sus directoras, la bailarina y performer Alejandra Cosín, quien ideó el primer Encuentro en 2007, y Mariana Lucía Márquez, responsable del Archivo Audiovisual de Danza de la Biblioteca Nacional, que este año brinda apoyo al evento junto con la Municipalidad de San Isidro. Febrero y el calorcito porteño, por su parte, conforman el marco temporal idóneo –también porque hay menos oferta, por lo tanto menos competencia– para que el conjunto de performers intervengan la ciudad, en espacios públicos y abiertos, e inviten a una audiencia no entendida a sumarse a la experiencia.
La idea de generar un espacio visible para aquellos que se encuentran en las orillas del circuito de la danza la tuvo Alejandra Cosín, luego de que llegara a sus manos el libro Cuerpo sobre blanco, una compilación de entrevistas y reflexiones de quienes pasaron por el festival Desviaciones de Madrid. “Es un festival experimental, performático, de donde salió gente que hoy es muy importante en la danza española. Yo hago performance desde la danza y nunca tuve espacio para mostrar. Cuesta mucho hacer danza experimental en Buenos Aires. Entonces pensé que lo mejor era juntarme con la gente que le pasaba lo mismo que a mí.” Así, Cosín y el artista plástico Emiliano Causa, de La Plata, dieron rienda suelta a una idea que en febrero pasado reunió a 90 participantes nacionales e internacionales, 48 obras performáticas y 800 espectadores. Esta vez, el Encuentro contará con un cuerpo similar de concurrentes, entre los cuales se encuentran los miembros de las compañías Trece Días y A Tempo Danza de España, Danzased, Vigueldance y Sergio Valenzuela de Chile, La Serpiente de México y Mu–danza de Uruguay. Curiosa es la repercusión que ha tenido el evento en Latinoamérica: realizada únicamente mediante la web, la convocatoria atrajo a grupos ávidos por mostrar su quehacer fuera de su entorno local. Con esa inquietud, no les ha importado pagarse sus pasajes para acercarse a Buenos Aires.
No sucedió lo mismo entre las agrupaciones del interior del país, para quienes las organizadoras sí habían conseguido un transporte pago, mediante el auspicio de la Secretaría de Cultura. Aun así, sólo Rosario estará presente, representada por la agrupación Mzpcu. Por otra parte, hay algunos nombres porteños que se destacan: Mónica Fracchia, ex bailarina de los primeros tiempos del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, directora de la compañía Castadiva, con una sólida trayectoria en la fusión de la danza contemporánea y el folklore, presentará Escasez de recursos. Yamila Uzorskis estará presente con Materia viva y su universo de figuras creadas a partir del movimiento de un papel de dimensiones gigantescas.Tampoco faltará Liliana Cepeda con Asociación ilícita (ya pudo verse en el IV Festival de Danza Contemporánea) o Inés Armas (otra “hija” más reciente del San Martín, intérprete de varias obras de Carlos Trunsky y Edgardo Mercado) que presentará a su propio equipo integrado por alumnos. Además de las funciones, habrá conferencias acerca de las nuevas tecnologías interactivas (Alejandra Ceriani, Fabián Kesler, Javier Acuña, Emiliano Causa), la videodanza (Silvina Szperling) y la performance (Patricio Kind), además de proyecciones de los hallazgos del nuevo Archivo Audiovisual de Danza de la Biblioteca Nacional, todo con entrada libre y gratuita. Las sedes: la explanada de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), la Casona de Alfaro (Av. del Libertador e Ituzaingó, San Isidro) y el Centro Cultural El Arbol (Ituzaingó 590, San Isidro). No habrá jurado, ni competencia, porque para las organizadoras lo importante es que se genere una verdadera conexión entre los grupos y el público, pero también entre las mismas compañías. De hecho, el broche de cierre será un jam escénico, una suerte de improvisación colectiva en la que podrá participar quien se anime a hacerlo.
–¿Qué diferencia hay entre este Encuentro y los circuitos tradicionales que reúnen a la gente de danza?
Alejandra Cosín: –Una cosa es un encuentro y otra un festival. Mariana Márquez y yo nos conocimos en la primera edición y ahí nos hicimos amigas, lo que nos permitió planificar juntas la segunda parte. En los festivales no hay tiempo para que sucedan estas cosas; están programados para que uno vaya, muestre y cobre su cachet.
–Es decir, ¿este tipo de eventos propicia el intercambio entre artistas?
A. C.: –Sí, porque no hay curaduría, nosotros no elegimos a nadie, la gente se presenta y se adapta a la propuesta. Todos los que quisieron estar, están. Hay grupos que pensaron obras para estos espacios no convencionales y otros que trajeron obras armadas, porque también hay un lugar para la danza de escenario, que podrá verse el miércoles.
–¿Se trata de compañías que no tienen espacio en el circuito de la danza tradicional?
A. C.: –Sí, hay mucha gente que no tiene espacio y otra que sí, pero que no se anima a mostrar ciertas cosas en un festival. Acá traen proyectos, trabajos en proceso, trabajos de alumnos.
Mariana Márquez: –Hay mucha gente a la que le cuesta hacer la conexión entre lo preprofesional y lo profesional. Este es un espacio que absorbe a los preprofesionales o a los que están probando cosas.
–Ustedes promueven el Encuentro como un lugar en el que se invita al espectador a salir de su pasividad. ¿Cómo se logra esto en la práctica?
A. C: –Esto siempre es un reto. Tiene mucho que ver cómo distribuimos el espacio. La gente no tiene que sentarse porque no hay asientos, puede entrar y salir. Se trata de llevar a cabo el famoso convivio de las artes escénicas. Estas lo plantean en su definición, pero no lo ponen en práctica, porque está la cuarta pared, apagaron la luz y el espectador se quedó afuera. Nosotros tratamos de restablecer el convivio. La performance más grande es el Encuentro en sí mismo.
–¿En las performances al aire libre se pretende invadir la ciudad? ¿Se busca que quienes están pasando casualmente por la calle se sientan sorprendidos por el acontecimiento artístico?
A. C.: –No se trata de invadir. Es verdad que tomaremos el espacio público, el jueves, en el horario de atención de la Biblioteca, pero sin un ánimo invasivo. Es más una invitación.
–La performance enseguida nos remite a los happenings y las intervenciones artísticas de los ‘60. ¿Cómo responde el público de hoy a este tipo de acontecimientos?
A. C.: –Hoy los happenings no pueden suceder. Happening es todo lo que sucede en la calle, la realidad ha superado la ficción. Es imposible competir...
–Con la caída de las Torres Gemelas, por ejemplo...
A. C.: –Sí, o con cosas más chiquitas. Una ambulancia socorriendo a un accidentado en medio de la gente que va y viene en el centro. ¿Cómo competir con eso?
M. M.: –El año pasado, en la primera edición, un grupo hizo una performance en calle Florida. Una gran cantidad de gente pasaba y ni miraba.
–¿La gente está anestesiada o la intervención se ha naturalizado?
M. M.: –Los happenings tenían una sentido comunitario, de participación. Había que entrar en un tiempo y un espacio que hoy es muy difícil reponer. En el Encuentro, el público va viendo una obra tras otra durante cuatro o cinco horas, entonces poco a poco ingresa a otra temporalidad y empieza a sentirse parte del acontecimiento.
–Hay poca reflexión teórica en torno de la danza en la Argentina. ¿Propiciarla es uno de los objetivos del Encuentro, que tiene varias conferencias programadas?
M. M.: –El año pasado sucedió que la gente que se dedica a hacer danza se veía perdida en las charlas, porque les costaba articular la teoría y la práctica. La idea es promover el pensar juntos y que los artistas puedan verbalizar lo que hacen desde su lugar. Son charlas participativas y no expositivas, ya que ése es el espíritu del Encuentro.
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