Viernes, 8 de julio de 2011 | Hoy
VISTO & OIDO
El cine se ha empeñado en mostrar tácticas y estrategias de las más insólitas y grandilocuentes para efectuar el robo de una obra de arte, pero se dice que la realidad supera a la ficción y, en este caso, así fue. El ladrón entró como cualquier visitante a la galería Weinstein de San Francisco, esperó el descuido, descolgó de una pared el dibujo en lápiz Tète de Femme, de Pablo Picasso, salió al trote del edificio con la obra bajo el brazo y... se tomó un taxi. El dibujo, valuado en 200 mil dólares, fue realizado por Picasso en 1965 y es un retrato de su esposa Jacqueline, que formaba parte de una colección que el autor le regaló a su chofer, Maurice Bresnu, y que la galería había adquirido en una subasta.
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