Sábado, 29 de noviembre de 2008 | Hoy
INTERNET › LAS CARAS DETRáS DEL FENóMENO TARINGA!
Los hermanos Botbol y Alberto Nakayama controlan uno de los sitios más activos de la red. Tienen, respecto de Internet, una mirada optimista: “Cuanto más acceso a la tecnología haya, al romperse las barreras de costo de distribución habrá gente más culta”, dicen.
Por Luis Paz
El no había visto a su padre desde los seis años. Lo buscó, publicó solicitadas, fue a organizaciones sociales y de derechos humanos. Pero nada. Un día se le ocurrió armarse un blog y, al otro, postearlo en Taringa! En 48 horas, los usuarios del megaforo argentino se hicieron eco de la búsqueda. Pasaron algunas semanas y el que buscaba encontró. No a su padre, ausente hacía 25 años, por estar fallecido. Pero sí a su segunda esposa y a quienes eran sus hermanos. Experiencias como éstas son las que facilita Internet, como entidad; y luego sitios como Taringa!, por donde no todo lo que pasa son discos con copyright, películas o pornografía.
“Somos básicamente una comunidad de usuarios con ganas de compartirnos cosas”, definen Matías Botbol, su hermano Hernán y Alberto Nakayama, quienes hoy –y desde 2006, cuando compraron un foro incipiente con 30 mil visitas diarias y una cantidad similar de posts– manejan uno de los más importantes en habla hispana, con más de 1,7 millón de visitantes únicos al día, que tienen la posibilidad de acceder a más de 1,2 millón de posts tan distintos como aquel que explica por qué hay personas más susceptibles a ser picadas por los mosquitos o aquel que linkea a la última película de Sasha Grey.
La relación del terceto con Taringa! preexistió a la compra. Los Botbol venían trabajando un servicio de hosting, usaban el foro y pensaron en hospedar el sitio a cambio de publicidad. En 2006 se les presentó la oportunidad de la compra. Ellos dicen que, como usuarios, vieron en Taringa! una buena idea que podía expandirse mucho más.
–Sin embargo, también está el costado comercial: el proyecto podía volverse rentable.
–Originalmente, lo compramos porque nos gustaba, veíamos mucho potencial, un diamante muy en bruto. Podía salirnos bien o mal, pero tuvimos el pálpito de que tenía mucho para ofrecer y le apostamos dinero y tiempo para desarrollarlo de vuelta, empezar a tomar el liderazgo de la comunidad, elegir moderadores.
–¿Y con qué línea editorial relanzan el sitio?
–La idea siempre fue compartir lo mejor que uno tenga o vea en Internet. No estaba tan explicado, tal vez, y muchos decían que era una comunidad de linksharing (usuarios que se avisan dónde pueden conseguir lo que buscan), pero Taringa! es mucho más que compartir links. Hoy por hoy, en Taringa! se gestan relaciones sociales.
Las cifras en danza son millonarias, se hable de cantidad de posts, usuarios, megabytes o billetes que habría que desembolsar para hacerse con el sitio tal como está hoy. Pero, curiosamente, el grupo a cargo del foro es de seis personas, incluyendo a los que se entrevistaron con Página/12. También hay una veintena de moderadores, usuarios con ciertos privilegios que, a voluntad y sin cobrar un peso, ayudan al control de la comunidad. “¡Ojo, porque en Taringa! no hay policías!”, avisan los directores del proyecto.
–OK, pero tienen más o menos visto y chequeado buena parte de lo que se publica. ¿Recuerdan algún post que les haya resultado curioso?
–Por qué los mosquitos pican más a unos que a otros, un test de daltonismo y cómo sueñan los ciegos están entre los más curiosos.
–¿Cómo sueñan los ciegos? Muchos lectores del diario no usan Taringa! o no han tenido acceso a esa información...
–Depende de cuándo la persona se quedó ciega. Si de nacimiento, sueña con sonidos, olores, sensaciones. Si de joven, sueña mezclado con imágenes del pasado. Y si quedó ciego de grande, sueña “común”. Acceder al conocimiento es también eso, no sólo bajar discos de AC/DC.
–En su foro se encuentran hasta recetas de cocina. Pero no aparece la receta Taringa! ¿Pueden contarla?
–Una buena idea, el espacio que te da Internet, conocimientos y la forma que tenemos de trabajar para complementarnos. Después, fue simplemente matarnos laburando 16 horas por día durante dos años.
–¿O sea que una buena idea con un buen desarrollo puede ser rentable? ¿Muestra que un sitio puede ser un laburo?
–Lo que tiene Internet en relación con otras industrias es la posibilidad de hacer algo muy masivo, sin tener un medio o una “espalda” que necesitarías para un medio como un diario, por ejemplo. No recibimos nunca una inversión, lo que es muy común con sitios. Para nosotros es todo un tema de supervivencia, porque para poder seguir necesitamos que esto se autofinancie y eso nos hace cuidar las cosas.
Así como el sostenimiento del sitio, perjuran, es posible por la venta de espacios publicitarios “claros e identificables”, el boca a boca, o el link en link, se encargaron más de expandir el sitio que cualquier artículo, campaña u operación de prensa o publicitaria. Así fue que muchos se enteraron de un foro de “inteligencia colectiva”. Y, luego, cuando el desarrollo tomó espacio propio, de otro de “placer colectivo”: Poringa!, el ala XXX. “Lo que hoy es Poringa! era en su momento la sección ‘No apto’. Lo dividimos porque tenía mucho tráfico y porque, si no, no podías entrar desde el laburo o desde tu casa al foro porque te podían aparecer cosas porno. Nos parecía que eliminarlos era perder algo creado por los usuarios para compartir.”
Este problema venía de buscar, por ejemplo, una infografía sobre la mangosta para la escuela del nene y que apareciera un post de algún neologista que hubiera bautizado “mangosta” al miembro masculino. Es que el linking interno (es decir, los “posts relacionados” al que se está viendo) funciona sobre la base de tags y algoritmos.
–¿Eso significa que ustedes no tienen forma de hacer proselitismo con los posts de sus usuarios?
–La idea es que el sitio sea una herramienta y cuando aparecen posts relacionados, es porque hubo algoritmos que hicieron la relación. Los espacios publicitarios y los posts patrocinados están claros. Los usuarios, también, pueden hacer un post promocionando su producto, que puede o no tener éxito, pero eso dependerá de la gente.
En Taringa! está convenido que los contenidos racistas, la publicación de datos de terceros, la pornografía (no así en Poringa!, claro) y la no mención de la fuente cuando el contenido es de un tercero están prohibidos y hasta penados: la cuenta puede ser suspendida o eliminada. “Como es un medio de status, un flaco que posteó mucho y pierde su cuenta, si quiere volver entra como un novato, como un NN. Se supone que no va a hacer lo mismo, ya aprende.” Sobre la privacidad de los datos aportados al foro, distintos a los aportados en el foro, Taringa! no los revela ni por reclamos comerciales ni por reclamos privados si no existe una orden judicial. En esa tendencia del debate se encuadran sus desarrolladores.
–Y sobre el debate de Internet como espacio democrático o no, ¿qué opinan?
–Internet está posibilitando el momento más importante en cuanto a disponibilidad de información y conocimiento. Y facilita la crítica de hasta qué punto uno necesita dinero para acceder al arte y la cultura.
–Tal vez de mayor disponibilidad y acumulación de conocimientos, pero eso no quiere decir que sea el momento de mayor uso cultural.
–Mirá, hoy muchos tienen cámaras de fotos y seguramente es mayor la cantidad de personas que hacen arte fotográfico. Creemos que cuanto más acceso a la tecnología haya, y al romperse las barreras de costo de distribución, habrá gente más culta. Hace 10 años había cien bandas y ése era todo el mundo de la música. Hoy encontrás cien bandas de cualquier estilo. Internet es el espacio del nicho.
–Lo que dicen tiene que ver también con Internet como una herramienta de visibilidad de ciertas cuestiones. Es curioso que, en ese sentido, ustedes como creadores del sitio no sean tan visibles.
–Tenemos perfil bajo, no vamos a cualquier lado y decimos “yo hice Taringa!”.
–¿No les gustaría seguir estando detrás del sitio pero también ponerse al menos a su lado en el reconocimiento?
–Es raro, no presuponemos que a la gente le interese quién hace Taringa!, pero muchas veces terminan queriendo saber sobre la plata, lo que termina dándole el moño a un proyecto. Tal hizo Google, se hizo millonario y es grosso. Termina siendo grosso por lo que ganó y no por haber ayudado con su idea y su desarrollo. Ninguno de nosotros anda en Mini Cooper ni es millonario, aunque podríamos ponernos en campaña y vender el sitio.
–¿Cuánto sale Taringa!?
–Hay muchas cosas en juego: que el que venga continúe con la sinergia del sitio, si el socio sirve, si el sitio va a tomar un rumbo que es el que nos gustaría. Entonces, o le ponés un precio altísimo o si es buen socio y sabés que va a potenciar el sitio, bajás un poco. Es difícil definir cuánta plata sería. Una cifra millonaria seguro.
Una buena idea. Un servicio para la comunidad. Una comunidad servicial. E Internet. Al final de cuentas, Taringa! efectivamente demuestra que, hoy por hoy, un sitio web puede ser un buen laburo. “La gente aprendió qué es Internet, ya no se puede volver atrás. la gente sabe qué está pasando y se suma y arma quilombo y la vuelve cada vez más democrática”, concluyen los jóvenes emprendedores.
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