Desde Mar del Plata

Una ciudad expectante recibirá hoy a los invitados del IV Congreso Iberoamericano de Cultura, que reunirá hasta el sábado a ministros, intelectuales, educadores, funcionarios y legisladores de veintidós naciones. El lema de esta edición es “Cultura, Política y Participación Popular”, y el cronograma está atravesado por temas sociales que –como ya enfatizó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la primera hoja del catálogo– abren la posibilidad de “una discusión franca” entre países emergentes y desarrollados.

Nadie se preocupa por las nubes del pronóstico: es que la agenda de charlas y espectáculos es tan concentrada que causa vértigo (ver recuadro). La seguidilla empezó anoche, con un concierto de bienvenida que el Quinteto de la Fundación Astor Piazzolla brindó ante un abarrotado Teatro Auditorium. Buen preludio para discusiones que seguramente originarán tantas coincidencias como contrapuntos. ¿Qué relación hay entre cultura y política? ¿Qué tienen que ver la vida simbólica de los pueblos y su capacidad para sentirse hermanos? Esas y otras incógnitas marcaran la línea de los diálogos, seminarios y paneles internacionales, que se completarán con doce mesas debate agrupadas en seis núcleos: las nuevas formas de gobernabilidad, la innovación tecnológica, las identidades del sur, las diversidades con protagonismo en expansión, la agenda emergente del siglo XXI y la creación de valor a través de la cultura.

“En nuestro continente, cinco siglos de historia han determinado una magnífica unidad cultural. La decisión que nos impulsa es la de torcer la balcanización sembrada en los últimos doscientos años entre nuestras naciones”, repite allí por donde pasa el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia. Pero no hace falta irse tan atrás: el temario de la reunión, de hecho, habría sido imposible de sostener hace tan sólo una década. Sin embargo, hubo energías sociales y políticas que ganaron potencia y en 2007 los ministros de Cultura de Iberoamérica acordaron celebrar anualmente congresos como el que arranca en la costa. Y si la primera convocatoria –con sede en México– estuvo dedicada al cine; la segunda, en Brasil, se concentró en el impacto social de las artes creativas; y la tercera, que tuvo a Colombia como anfitriona, se interesó por la música. Ahora el foco es más concreto: la participación popular.

Por supuesto que no todos son acuerdos. Incluso hay grupos que han armado un “contracongreso” que desplegará su propia agenda de forma paralela. Uno de los detonantes fue la presencia en el foro oficial de la ministra de Cultura de España, Angeles González Sinde, férrea defensora de las leyes de canon digital y copyright. Por lo demás, el clima es entusiasta y de yapa se han programado actividades en coordinación con el evento principal, como el Segundo Encuentro de Periodismo Cultural, el segundo Seminario Iberoamericano de Políticas de la Gestión Musical, el Foro Iberoamericano de Políticas Culturales y el Encuentro de Jóvenes Iberoamericanos. Ciclos de cine, de música y una velada especial de La Noche de los Museos redondean un menú donde las propuestas gratuitas son mayoría.