espectaculos

Miércoles, 12 de junio de 2013

CULTURA › ANA PADOVANI HABLA DE SU BIOGRAFíA SOBRE ROBERTO ARLT

“Un gran observador de la realidad”

Así define Padovani al autor de Los siete locos en su trabajo titulado La pluma en el cemento, que presentará en el Museo del Libro y de la Lengua. “Fue un gran escritor, un precursor de muchas cuestiones, como la problemática del hombre urbano.”

 Por Silvina Friera

Un viejo rencor flamea en la expresión sombría de un niño que comprende la distancia abismal entre los sueños y su realidad. El genio excepcional de la literatura argentina tenía un pie en el barro –“en los saberes del pobre”– y otro en la eternidad póstuma. “Mañana cuando amanezca te voy a azotar”, gritaba su padre, un prusiano de sangre inclemente con aspecto de vikingo, por cualquier travesura menor. Hasta la parra del patio de esa modesta casita de inmigrantes –sobre la calle Méndez de Andes al 2100, en Flores– se estremecía con la ráfaga verbal de la amenaza paterna. El chico cursó hasta quinto grado, entonces no había sexto; trabajó primero en una bicicletería y luego haciendo corretaje de papel de envolver. En los ratos libres, devoraba folletines y libros que compraba usados en las tres librerías más importantes del barrio. A los 16 años, después de que su padre lo echara del hogar, el joven deambulaba sin rumbo buscando el mango para morfar. Lo encontró como dependiente de librería, hojalatero, pintor, mecánico, vulcanizador; en una fábrica de ladrillos, en el puerto. A más palos en la rueda de la fragilidad existencial, más se encendía la llama de un deseo: escribir, ser un gran escritor. Si sus páginas continúan agitando el avispero es porque supo captar las vicisitudes del hombre común, el que patea las calles de la ciudad con sus pálidas ilusiones y desdichas a cuesta. La pluma en el cemento es un recorrido por la vida y la obra de Roberto Arlt que la narradora Ana Padovani presenta este viernes en el auditorio David Viñas del Museo del Libro y de la Lengua.

Padovani es una lectora entusiasta de los textos del autor de Los siete locos. “La pluma en el cemento me pareció un título contundente para expresar lo que Arlt hizo –explica la narradora a Página/12–. Fue un gran escritor, un gran observador de la realidad, un precursor de muchas cuestiones como la problemática del hombre urbano. Su trabajo como escritor y periodista es asombrosamente notable. Me parece un adelantado en estos aspectos. Me resulta admirable su labor, pensada además desde su vida. Cuento su vida porque resulta interesante pensar a Arlt desde el lugar de un hombre que logró hacer de sí mismo un gran escritor, a pesar de que era de un origen humildísimo y con tan pocas posibilidades.” La narradora comienza el itinerario por la llegada de los padres de Arlt al barrio de Flores, cuando el escritor tenía apenas dos o tres años. “Flores fue su punto de referencia porque vivió allí como niño y adolescente, trabajando duramente y conectándose con la literatura porque iba a las tertulias literarias del barrio. Aunque tuvo una formación muy irregular y escasa, todo lo suplió con su pasión. Y así fue como se hizo lector. Y luego se vinculó con Conrado Nalé Roxlo, que fue su amigo de la adolescencia y con quien compartió las caminatas, las pasiones y los amores de la juventud. Incluso fue quien lo recomendó en el diario Crítica, donde Arlt empezó su carrera periodística.”

La narradora recuerda que Ricardo Güiraldes apadrinó a Arlt y lo convirtió en una especie de secretario sui generis. “Güiraldes lo ayudó mucho cuando leyó los borradores de la novela La vida puerca. Le corrigió la sintaxis y faltas de ortografía y le sugirió otro título: El juguete rabioso”. Padovani va contando cronológicamente cómo fue surgiendo la obra literaria, periodística y dramática en las entrañas de la vida. El espectáculo combina el relato biográfico-cronológico con lecturas –“El gato cocido”, el primer cuento que escribió; varias aguafuertes como “Calle Corrientes” y “La muchacha del atado”, y un fragmento de Los siete locos– y la interpretación de dos personajes de una escena de Trescientos millones, un clásico del teatro argentino. “Investigué y estudié mucho –subraya la narradora–. Me impresionó la brevedad de su vida y lo apasionado que era. Y la locura también que tenía por los inventos. Como se entiende comúnmente, Arlt era un personaje. Uno podría pensar, desde nuestra época, que Arlt podría haber hecho dinero como periodista o como escritor. Y, sin embargo, él quería hacer dinero con un invento, que era un disparate, una locura. Lo vivían echando de los hoteles porque aparecían los tubos de oxígeno detrás de las puertas y le creaban muchos problemas. Y todo esto aparece en su literatura, como en Los siete locos con la familia buscando las pruebas de la rosa de cobre. Vida y obra están muy mezcladas en Arlt.”

Del diario Crítica, donde fue cronista de la página de policiales y estuvo en contacto con los “bajos fondos de la ciudad”, pasó a escribir una nota periodística por día en El Mundo, en 1928, pero sin firmar. Primero asomaron sus iniciales R.A. y después el nombre propio en una columna que se tituló “Aguafuertes porteñas”. “La producción de Arlt es impresionante –pondera Padovani–. En ese sentido, ha sido un monstruo. El escribía todos los días, pero le pesaba mucho porque quería hacer ficción. Lo vivía como un trabajo que le costaba porque escribía sábados, domingos, feriados. No había feriados para él. Por otro lado, había escritores con otro nivel social –como Borges o Bioy Casares– que podían no trabajar y dedicarse a la escritura, con una vida más burguesa que Arlt no podía tener. Por eso quizá soñaba con dar el batacazo con el invento. Me parece que los contextos históricos y sociales, los contextos de producción, definen al artista.” Ese espacio ganado como periodista profesional le abriría las puertas para publicar sus cuentos y editar sus novelas: Los lanzallamas, El amor brujo y El jorobadito, entre otros. Pero el ritmo vertiginoso del periodismo y la escasez de tiempo conspiraban contra la ficción. Escribía donde podía y como podía, en bares del centro, en pobres pensiones, en redacciones estrepitosas.

“Me interesa entender al artista en su totalidad; la obra es como su manera de estar en el mundo –esgrime Padovani–. Y por eso me fascina tanto conocer la vida de los escritores, pero siendo muy consciente de hasta dónde uno puede llegar en cuanto a lo que se le transmite al público. Con este tipo de propuesta se puede bordear entre comillas el chimento. Entonces cuido mucho qué decir y qué no decir.” No es la primera vez que la narradora explora la manera en que se barajan vida y obra. “Cuando trabajaba los textos de Niní Marshall, contaba su vida además de interpretar sus personajes. La vida del artista es en sí misma una obra de arte que merece ser contada. Trato de ser lo más estricta y rigurosa posible respecto de la información. Hay momentos en que me he planteado que el espectáculo no puede transformarse en lo que diría una profesora de literatura a sus alumnos. Para mí no es simplemente contar una biografía; es transmitir todo lo que me conmueve de Arlt como un relato de ficción. De algún modo está ficcionalizado, cuidando que no sea ficción en un sentido peyorativo. Entre los narradores se narra ficción; pero contar una historia de vida implica por un lado no ser la profesora de literatura y por otro estar narrando una historia que se ficcionaliza, que se transmite con la pasión de la ficción. Una vida es una ficción cuando uno la cuenta.” Anda con ganas de armar un ciclo con la vida y obra de otros escritores, confiesa Padovani, entre los que incluiría a Horacio Quiroga, Julio Cortázar, Silvina Ocampo y Victoria Ocampo. Ella, como Arlt, podría repetir la frase que condensa una parte del legado arltiano: “El futuro es nuestro por prepotencia de trabajo”.

* La pluma en el cemento se presenta este viernes a las 19.30 en el Museo del Libro y de la Lengua, Av. Las Heras 2555. En julio se realizarán dos presentaciones más: el viernes 19 y el viernes 26, ambas a las 17. Entrada libre y gratuita.

Compartir: 

Twitter

“Una vida es una ficción cuando uno la cuenta”, afirma Ana Padovani sobre su biografía de Arlt.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.