Lunes, 30 de marzo de 2015 | Hoy
CULTURA › MERCADO DE INDUSTRIAS CULTURALES ARGENTINAS EN BERAZATEGUI
El MICA, iniciativa del Ministerio de Cultura de la Nación, desembarcó por primera vez en la provincia de Buenos Aires. Durante tres jornadas la localidad sureña recibió a más de 450 productores, que participaron de capacitaciones, debates y rondas de negocios.
Por Sergio Sánchez
El Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA), una iniciativa del Ministerio de Cultura de la Nación creado en 2011, desembarcó por primera vez en la provincia de Buenos Aires. Durante tres jornadas –del viernes al domingo–, la ciudad de Berazategui recibió a más de 450 productores culturales, que participaron de capacitaciones, debates, conferencias, rondas de negocios y talleres vinculados a seis sectores: videojuegos, artes escénicas, diseño, audiovisuales, editorial y música. El MICA Produce es una iniciativa que recorre las distintas regiones de todo el país, con el objetivo de mejorar las capacidades productivas de los proyectos culturales locales. “Como Estado, tenemos el deber de escuchar a los que hacen la cultura, saber cómo están, averiguar qué problemas tienen, qué cosas funcionan y cuáles no. Y todo eso estuvo durante el fin de semana; hemos aprendido un montón, constatamos que la cultura está viva y el saldo es más que positivo”, se alegra la directora nacional de Industrias Culturales, Natalia Calcagno. Los próximos pre-MICA se realizarán en mayo en la región Patagónica y en junio en la región Centro (en Rosario), de cara al MICA nacional, que se llevará a cabo del 3 al 6 de septiembre en el Centro Cultural Néstor Kirchner, que será inaugurado en mayo.
Con una población de 400 mil habitantes, la comuna de Berazategui tiene el desarrollo cultural como una de sus principales apuestas. “Nos pone muy felices poder recibir a productores culturales de toda la provincia y a la vez mostrar un poco lo que somos. Lo más importante es generar una red de productores y consolidar los vínculos en la provincia”, resalta Federico López, secretario de Cultura y Educación de Berazategui. “Es muy importante que el ministerio haya pensado en el conurbano para hacer este evento. Tiene que ver con la descentralización de la cultura”, puntualiza López. Entre los diez centros culturales más importantes que posee el partido –ubicado a 24 km de la ciudad de Buenos Aires y a 26 de La Plata– se encuentran Buena Yunta (especializado en danza), La Casa del Folklore, el Centro Cultural Municipal León F. Rigolleau (alberga a las escuelas municipales de cerámica, fotografía y música), el Museo del Vidrio, el Centro de Actividades Deportivas, Culturales y Recreativas, entre otros. “Son todos espacios de acceso gratuito y público”, cierra el funcionario.
El precioso Complejo Municipal El Patio fue el sitio elegido para albergar durante tres jornadas a productores y comerciantes de toda la provincia. Durante todo el día, quienes se habían acreditado podían capacitarse en los talleres y charlas o bien participar de las rondas de vínculos –el “corazón del MICA”–, donde los productores y oferentes culturales realizan intercambios. Esto es, un espacio destinado para la presentación de proyectos culturales, subsidios, financiación, recomendaciones y programas de ayudas. Una de las actividades destacadas del sábado fue la feria de productores de la región. “Puntadas libres de trabajo esclavo”, era el slogan de Bolivariana, un proyecto de ropa de diseño que exponía vestidos en la feria. La marca Atilín también expuso zapatos y otras prendas de indumentaria de autor. El colectivo En Círculo, en tanto, ofrecía una linda variedad de mates, vasijas, tazas y jarrones artesanales. En el plano editorial, la revista autogestiva La Pulseada, de La Plata, trajo los últimos ejemplares. En la feria, también se podían encontrar imanes con caricaturas de Pepe Mujica, el Indio Solari, Charly García, Alberto Olmedo, The Beatles, Don Ramón, Darth Vader, El Hombre Araña, Fidel Castro y otros personajes de la cultura pop. También se destacaban las máscaras de la tienda Sigue al Conejo Negro.
El sector de la música también tuvo un espacio primordial en el encuentro: en la jornada de cierre se presentó el disco Pre-MICA Buenos Aires 2012, en el que una veintena de jóvenes autores de diferentes estéticas musicales hicieron sus primeros pasos en un estudio de grabación, dirigidos por Andrés Mayo. “El siglo XXI ha brindado la posibilidades de que los músicos de todas las regiones mixturen sonidos. Siempre hay un color regional, pero también aparece el hip hop, rock, tango y otros géneros. Le dimos lugar a esa apertura”, cuenta Carlos Sidoni, coordinador del área de música junto con Fer Isella y Patricio Fili. De esta manera, cuatro de ellos mostraron en vivo sus propuestas musicales. En líneas generales, hubo dos tendencias marcadas: el rock y la música de raíz folklórica. Por un lado, Gorriones Flotantes mostró un set experimental marcado por las guitarras eléctricas y los violines, y los platenses de Un Planeta se despacharon con un rock más potente. Por otro lado, el trío Tapeku’a recorrió clásicos del repertorio del Litoral (hicieron “El Cosechero”, de Ramón Ayala, y “Oración del Remanso”, de Jorge Fandermole) y regalaron una linda versión de “Mudanza”, de Fernando Cabrera. También desde una búsqueda folklórica, el grupo Zaino Overo optó por mostrar composiciones propias.
El cierre musical estuvo a cargo de Gabo Ferro. El músico y compositor logró convertir el murmullo generalizado en un silencio conmovedor. Su forma de plantarse en el escenario, su manera de tocar, su prosa inconveniente, el timbre de su voz –que, por supuesto, busca incomodar– y el manejo de los silencios son algunos de los elementos que los transforman en un autor original, genuino y, sobre todo, contemporáneo. En un concierto breve pero contundente, Ferro tiró toda la carne al asador: “Lo que te da terror”, “Cuando el amor no entra”, “El cuadro de mi daño”, “Por qué no lloras un poco”, “Volví al jardín”, “La casa; nuestros discos”, “Un eco, un gesto, una señal”, “Costurera y carpintero” y “Volver a volver” fueron algunas de las canciones. El final estuvo a la altura de las circunstancias. De pronto, se apagaron todas las luces del centro cultural. Gabo Ferro entonó a capella “Dios me ha pedido un techo”, pero no estaba solo en el escenario. Lo acompañó una intérprete de lenguaje de señas, que tradujo la canción a ése código. Abajo del escenario, el público recibió la letra de la canción en braile. La iniciativa estuvo enmarcada en el programa Accesibilidad, que busca la inclusión social y la adaptación de los productos de las industrias culturales.
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