MONOBLOC
De Luis Ortega. Con Graciela Borges, Carolina Fal y Rita Cortese.
2005, 83 min.
SBP.
Cosa curiosa: siendo uno de sus visibles referentes el cine de Leonardo Favio, ahora, después de Aniceto, Monobloc aparece como posible hilo conductor, que llevaría hasta la película más reciente de su predecesor. Como la última de Favio, la segunda de Luis Ortega da forma a un mundo completamente artificial, como de musical de Hollywood. Pero habitado por seres débiles, solitarios y quebradizos. Mundo enteramente femenino, el de Ortega, encarnado en una chica coja, su mamá agónica y la única vecina del edificio, tan fantasmal como las inmediaciones. Reconstrucciones de estudio, exteriores que también lo parecen y una luz azafranada signan un orbe raro, funambulesco y tristón.
UNA GUERRA DE PELICULA
De Ben Stiller. Con B. Stiller, Robert Downey Jr. y Jack Black.
2008, 107 min.
AVH.
Ben Stiller se la agarra con Hollywood, con su país y otras sagradas instituciones, en esta ruidosa sátira sobre el rodaje de una de guerra, que por una serie de malentendidos termina convirtiéndose en algo parecido a la guerra misma. El primer malentendido sucede cuando el director de la película se vuela la cabeza por error. El segundo, cuando un salvaje grupo narcoguerrillero confunde a los protagonistas con agentes de la DEA. Sátira gore, Una guerra de película exhibe generosas dosis de sangre, vísceras y decapitaciones. Pero se pone verdaderamente feroz a la hora de reírse de Hollywood, el Método del Actor’s Studio, la corrección política y demás mitologías.
MI HERMANO ES HIJO...
De D. Luchetti. Con Elio Germano, Riccardo Scamarcio y Diane Fleri.
2007, 100 min.
Transeuropa.
Escrita por los mismos guionistas de La mejor juventud, como en ella se narra aquí buena parte de la reciente historia política italiana (los años 60, en esta ocasión), encarnada en dos hermanos contrapuestos. Pero el protagonista de Mi hermano es hijo único no es precisamente ese que todos quisiéramos ser. Más bien al contrario: para diferenciarse de su familia –sobre todo de su hermano comunista– aquí el (anti)héroe se convierte al neofascismo. En películas anteriores, el realizador, Daniele Luchetti, había mostrado ya la decisión de no reducir a sus personajes a la condición de meras representaciones. Aquí lo confirma, ayudado por un terceto protagónico que desparrama carisma.
AALTRA
De Benoît Delépine y Gustave Kervern. Con B. Delépine y G. Kervern.
2004, 92 min.
Veramarx.
Hay toda una corriente de comedias que podrían llamarse “kaurismákicas”, dominadas por un humor tirando a negro, lacónico e impávido. Ópera prima del dúo de cineastas belgas Delépine & Kervern –que ya filmaron otras dos–, Aaltra representa tan literalmente esta corriente que sus protagonistas viajan a Finlandia, donde terminan encontrando al mismísimo padre del género. Los propios realizadores encarnan a los paralíticos rivales que protagonizan esta road movie (Aaltra bien podría haber consumado aquel sueño legendario, de una película que se llame La fuga de los paralíticos). Filmada en blanco y negro, Aaltra congela las sonrisas, como prescribe el canon kaurismákico.
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