Miércoles, 8 de marzo de 2006 | Hoy
RAFAEL AMARGO, ENTRE EL TACONEO Y LA TELEVISION ARGENTINA
El bailador presentará a partir de mañana el espectáculo Taconeando la resaca, pero no será su único vínculo con el público local: además participa de la novela Montecristo.
El bailador llegó a Buenos Aires. Para encontrarse con él hay que atravesar los largos pasillos glamorosos de un hotel tan lujoso como kitsch –el Faena Hotel de Puerto Madero (Marta Salotti 445), donde presentará Taconeando la resaca mañana, el viernes y el sábado a la medianoche–, para finalmente encontrarlo sudoroso en medio de un ensayo en el pequeño salón “Cabaret”, perdido entre los gritos gitanos del grupo flamenco que, apasionado, no cesa de sonar al compás del tambor. Finalmente, Rafael Amargo recibe a Página/12, entre sillones estilo Luis XVI y cabezas de animales salvajes que se asoman desde las paredes para espiar la entrevista con el bailador español. Como si supieran que este enfant terrible de la danza tiene una historia para contar: la de Montecristo, la nueva tira que Telefé ya está grabando en Marruecos, España y Argentina y que llegará al aire a mediados de este mes, en la que Amargo actúa junto a Pablo Echarri y Paola Krum. “Mi personaje es el marido de la cirujana que le opera la cara al protagonista (Echarri). Al saber ese secreto, pasa a formar parte de la trama”, devela el talento del flamenco que incursionará en la televisión argentina.
Basada en El conde de Montecristo de Alejandro Dumas, esta versión televisiva y contemporánea de la novela contará la historia de Santiago Díaz Herrera (Echarri), un joven y exitoso abogado a punto de contraer matrimonio con Laura Ledesma (Krum) que será traicionado por su mejor amigo Marcos (Joaquín Furriel) y el padre de éste (Oscar Ferreriro), ambos involucrados en un asunto turbio por el cual asesinarán al juez Díaz Herrera, padre de Santiago. Todo esto sucederá durante un viaje de Santiago y Marcos a Marruecos, en donde participarán de un torneo de esgrima. Santiago quedará diez años preso en aquel rincón del norte de Africa, hasta que un día recuperará su libertad y emprenderá el viaje hacia su venganza. Allí es donde aparecerá el personaje de Amargo –marido de la cirujana que le cambiará completamente el rostro a Echarri para que nadie pueda reconocerlo–, poseedor del secreto del protagonista. “Es un personaje muy bonito, muy carismático y un poco canchero”, remata el multifacético artista.
–¿Tiene algo de bailador?
–A lo mejor en algún momento, cuando se “mame”, subirá al escenario y bailará. Por el momento no, estoy trabajando en un registro netamente actoral.
–¿Y en la tira hará de “bueno” o de “malo”?
–Estaré vinculado con la familia “mala”, que mató al padre de Pablo Echarri. Pero no soy ni bueno ni malo, soy “mentirosillo”, tránsfuga. Estoy pendiente del amor de mi mujer y me estoy dando cuenta de que ella se está enamorando de Echarri, por eso a veces soy bueno y otras muy malo.
Si bien Amargo es conocido en el mundo por su carrera vinculada al flamenco, su formación es mucho más amplia: estudió actuación, trabajó en cine y se formó en danza moderna y contemporánea con los principales maestros de Nueva York, entre ellos Martha Graham. Nacido en Granada en 1975, su pasión por el flamenco no está arraigada en una tradición familiar: “Del flamenco me atrajo la pureza de la raza y la integridad del personaje que debía construir”, cuenta el bailador. Y sigue: “Yo tuve que aprender flamenco, lo que ha sido un doble mérito, porque mi caso es similar al del cantante que sin ser negro se hace un sitio en el hip hop”. A los 9 años, Amargo ya estudiaba actuación y danza: “Vi la película de flamenco de Carlos Saura y le dije a mi padre, quiero ser como ese hombre”. Ese fue el comienzo de una carrera que más tarde seguiría en Madrid, en donde continuó sus estudios de actuación. “Para pagar la escuela de teatro –recuerda– me puse a bailar y así nació Rafael Amargo, nombre artístico con el que fui bautizado en el ambiente.” Ahora, además de trabajar por primera vez para la televisión, aguarda el estreno en España de dos films en los que ha participado: El crimen de una novia, ópera prima de Lola Guerrero que se presentará en el Festival de Málaga y que Amargo protagoniza junto a la argentina María Botto, y Tirante el blanco, novela “de caballerías”, ubicada en el siglo XVI, llevada al cine por Vicente Aranda y protagonizada por Victoria Abril y Giancarlo Giannini, en la que el bailador participa como actor de reparto.
–Entonces, ¿su carrera se está volcando hacia la actuación?
–Actuar es algo que siempre hice, es parte de mi cultura artística. Soy actor y bailarín, o mejor dicho, soy un actor que interpreta que baila. Ahora estoy con el “rollo” de la actuación, pero a la vez tengo 80 conciertos firmados para este año por el mundo, por lo cual voy a hartarme de bailar.
–Sin embargo, la tira televisiva lo atará un poco a Buenos Aires...
–Por la tira voy a estar viviendo un tiempo aquí, pero viajando entre medio para actuar en otros países. Ya tengo una casa en Buenos Aires donde voy a estar viviendo. Ahora soy un chico de barrio tanguero, vivo en el Abasto.
–¿Le gusta el tango?
–Mucho. A mí todo lo que es auténtico, radical, fuerte, arrabalero, me encanta.
Y dicho esto se marcha el bailador, con el paso firme del flamenco y el aire altivo del tanguero, y desaparece en el corredor, para reunirse nuevamente con la fiesta gitana y soñar, mientras tanto, en el proyecto que ha desempolvado aquel viejo libro de historias de folletín que una vez consagró a Alejandro Dumas.
Informe: Alina Mazzaferro.
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