Miércoles, 15 de diciembre de 2010 | Hoy
EL DEBUT DE JAURíA, LA NUEVA BANDA DE CIRO PERTUSI
El ex cantante de Attaque 77 volvió de México por el entusiasmo que le generó este nuevo proyecto, una especie de supergrupo que completan Esteban Serniotti (ex Cabezones), Ray Fajardo (ex El Otro Yo) y Mauro Ambesi (ex The Romanticistas Shaolin’s).
Por Luis Paz
A mediados de año, un rumor que involucraba a Ray Fajardo (ex El Otro Yo) y Esteban “Pichu” Serniotti (ex Cabezones) empezaba a pasar de boca en boca en las trastiendas de los festivales: el baterista y el guitarrista preparaban una nueva banda juntos y, por sus carreras anteriores, la idea era esperanzadora. Un tiempo después se supo, también en modo tentativo, que Ciro Pertusi (ex Attaque 77) había regresado a la Argentina y que se podía sumar a un proyecto con otros músicos “ex”. La confirmación, en el perfil de Facebook de Fajardo, desató el festejo de los fanáticos curtidos en el rock de los ’90 y el interés de buena parte de la industria. Jauría, tal el nombre del grupo, debutó en bateas con su disco epónimo la semana pasada. Jauría está firmado por Pertusi, Fajardo, Serniotti y Mauro Ambesi, ex De Romanticistas Shaolin’s, una de las bandas resistentes del underground de los ’90. “Jauría empezó cuando tomamos decisiones con respecto a nuestros destinos como personas –ubica Fajardo–. Cada uno de nosotros venía de hacer un salto al vacío sin paracaídas: la salida de las bandas de las que habíamos sido parte durante tanto tiempo, además de un proceso de introspección, de volver al eje, de reubicar las prioridades.”
Ese ciclo, el destino y el instinto tienen que ver con la historia de cómo se fueron conectando. Desde su regreso de México, donde se había mudado junto a su familia luego del sincericidio de su salida de Attaque 77, Pertusi dejó la estación cabecera (en lo artístico) en la que estaba para retomar las vías del rock para las masas y en grupo. El resto de la breve historia de Jauría es como esas repetidas escenas de los dibujos animados en las que un perro redimido anda y los demás parias caninos del suburbio se le unen para silbar juntos la misma canción de redención.
Pertusi y Fajardo pusieron sus canciones, Serniotti fue el artífice de la unificación sonora de Jauría, bastante desde la guitarra pero también desde la producción; y Ambesi aportó su búsqueda melódica en el ritmo del bajo y las armonías corales. “Les dimos muchas vueltas a las canciones. Lo que nos propusimos fue ver cómo funcionábamos juntos con las canciones, para dónde la podíamos llevar, pero buscando su origen también. Y si en algún momento había que sacar preconceptos del rock, lo hicimos”, lanza Serniotti, que actualmente también lleva adelante Quedate Así, un combo más cercano al pop rock que a este rock alternativo de Jauría. “Todavía estamos en la espera de ver qué pasa, ahora que de verdad salimos a la cancha”, ubica Pertusi, imaginando el debut ante el público el 19 de enero, en Mar del Plata. “Se lo pasa bárbaro: nos queda mucho por delante y hay mucho de lo que cagarse de risa”, celebra el ex cantante de Attaque 77. En la misma mesa en la que hablan con Página/12 fue que todo sucedió: “Pusimos todas las canciones acá, entre historias personales y terapia de grupo. Descubrimos muchas cosas en común, además de haber sido durante muchos años partes más o menos cercanas a una misma idea musical. Primero depuramos nuestras historias personales y después decantó lo artístico”, organiza Pertusi.
La canción viene a ser el hueso que lleva para adelante a esta Jauría. Y este disco debut, con nada menos que 16 temas y la producción de Jim Wirt (Beach Boys, Fiona Apple, Incubus, No Doubt, Suicidal Tendencies), es el único amo del grupo por derecho propio: los tendrá girando para presentarlo en Mar del Plata, luego en Cosquín Rock y, con el año empezado, marcando un territorio federal más allá de su cucha porteña. “Como perros fieles, la idea es acompañar a la canción, siempre intentando ir a su lado y, si hace falta, llevándola para nuestro lado también”, figura Ciro, la locomotora que en “El tren”, el tema que abre Jauría, muestra los dientes: “Sigo en tren de un sueño rápido”, arranca a cantar, retomando aquella idea de que la vida es un medio de transporte hacia quién sabe dónde (un modelo narrativo bien característico del rock argentino desde Tanguito). Lo demás son ladridos.
–Si bien Jauría tiene una impronta punk y alternativa, hay texturas que no habían visitado mucho en sus bandas anteriores.
Esteban Serniotti: –Nos tomamos el derecho artístico de visitar otros lugares. Es evidente que a todos nos gusta el rock desde hace un montón y cada uno tiene su prontuario en el rock, pero abrir el juego a otro lugar te hace crecer. Hay temas con arreglos de cuerdas, programaciones que puso Ray y que no eran comunes en nuestros trabajos anteriores. Hemos hecho como un collage.
Ray Fajardo: –Y todo eso potenciado por esa luz humana que es Jim Wirt.
Ciro Pertusi: –Jim nos potenció mucho. Yo había trabajado con Attaque 77 en tres producciones, pero habían pasado diez años y todos tenemos ciclos, todos los humanos la liman en ciertos momentos. La historia de Jauría es, en fin, una historia de ciclos personales que fuimos cerrando y que ahora en conjunto estamos volviendo a dibujar. Jauría es nuestra familia nueva.
–Pero cada uno viene con esa historia familiar anterior que les da la pauta de que el final es posible siempre. También para Jauría.
C. P.: –Absolutamente. Ahora cobra sentido, para mí, ese cliché de “volvieron a las raíces”. Siempre me pareció un cliché: ¿a qué raíces volvés? Pero la raíz, entiendo ahora, es seguir en ese “tren de un sueño mágico”, como canto en “El tren”. Estamos buscando lo mágico en este nuevo asunto que, como todo ciclo, vamos avisando, va a subir y puede que llegue a una meseta en algún momento. Uno no es Superman y no puede mantener siempre la llama encendida, para eso tenés que mover la antorcha, avivar el fuego. Mauro está en un período más creativo, más joven de lo que es la canción naciente, pero Ray, Pichu y yo teníamos que volver a la canción como gurú, como amo y como droga, más allá de haberla acompañado por años.
–Entregarse a ella, ¿no implica haber entendido el no ser omnipotente?
R. F.: –Creo que sí, pero haciéndote cargo de ese poder que sí tenés, que es el de tomar decisiones, y ser respetuoso del aprendizaje que tuvimos gracias a un montón de compañeros, de suerte, de esfuerzo y de apoyo. Estamos y estaremos muy agradecidos de nuestros viejos compañeros. El giro personal más fuerte es volver a entrar en contacto con el amor y el compromiso, es algo que en distintas maneras se está dando en varias áreas de nuestras vidas. Estamos en búsqueda de lo real, lo genuino, de volver a creer y confiar, de sentirnos vivos y estar en el presente con ansiedad y ganas de salir a tocar, de ensayar, de mirarnos y reír. Ojo, es una búsqueda universal: nosotros, el mecánico y el médico estamos buscando lo mismo, lo real en nosotros, para alinearnos y luchar contra la oscuridad y contra la luz, para así definir nuestro lugar.
–Una búsqueda que es tan artística como política y humana, ¿cierto?
C. P.: –La política se resume a de qué lado de los acontecimientos te ponés. Estamos del lado del amor y del lado que busca construir. Pero son ciclos, repetimos: el romance sube y baja, y para no desenamorarse tal vez tengamos que salir con todo ahora y luego parar un poco, regular a Jauría.
E. S.: –Cada uno dejó algo muy querido y preciado, como nuestras bandas, porque ya no disfrutaba algunas situaciones o había algo que ya no funcionaba. Estamos disfrutando de estas situaciones nuevas humanamente.
C. P.: –No es una crítica a proyectos anteriores o a sus personas, lo que estamos diciendo es algo muy nuestro, cómo nos sentimos con nosotros mismos. Creer o reventar, son los signos energéticos de este momento y hay que darles bola, no estar alienados ni automatizados. En Jauría está la incertidumbre de hacia dónde nos llevará el viento esta vez y quizá haya que dejar de ponernos tanta meta y volver a lo espontáneo.
–Jauría aparece como una banda nueva, que hace su ingreso a la plana actual del rock argentino, más allá de sus historias por separado. Por sus historias, resulta inevitable pensar que esa entrada es con actitud fiera.
R. F.: –Es con los colmillos afuera, sí, para salir a defender lo que para nosotros significa el rock, la música, hacer recitales y tener una banda. Y eso lo tenemos que defender desde lo intelectual, lo emocional y lo físico además de desde lo artístico. Lo único que tenemos para dar es lo que somos, es en lo único que podemos creer, y eso te pasa como músico, pareja o público. Es ser. Son tres letras de mierda que significan mucho.
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