“Hay una tendencia fascista hacia un estereotipo de éxito y de belleza, que es algo muy violento y deforme. El mensaje parece ser ‘hacé todo lo posible por llegar a esa matriz, seamos todos iguales a esto, tengamos el mismo ángulo de cara y de pómulo’. No es natural ni bello”, evalúa Pertusi en un momento de la charla. Eso da el pie para hablar de la estética de la banda y, en particular, del logo de Jauría, un modo de representatividad que en el mainstream había quedado algo olvidada luego del mosher de Catupecu Machu y el piojo de Los Piojos. “El logo es algo hipnótico, ¿no? Te deja pensando aunque sea simple: puede ser un perro pacífico o violento, que no sabe si marcar territorio, echarse a dormir o morderte.” Suma Fajardo: “Cuando Ciro nos lo mostró, me lo imaginaba en la playa de México con un lápiz y un papel, dibujándolo, dándole vueltas. Resume muy bien las charlas que teníamos, donde aparecía el interés por hacer de Jauría un proyecto que mire todo: la estética, el arte de tapa, las fotos, las escenografías. Queríamos que todo fuera describiendo a Jauría y se volviera una parte indispensable nuestra. Ese logo es nuestra mandala”.