Miércoles, 30 de noviembre de 2011 | Hoy
THIERRY FRéMAUX, DIRECTOR DEL FESTIVAL DE CANNES
El responsable del festival más influyente del mundo llegó para presentar la Semana del Cine Europeo y habló del cine argentino, el caso Von Trier y los directores iraníes presos.
Por Luciano Monteagudo
Pareciera que Thierry Frémaux nunca descansa. Llegó ayer a la mañana a Buenos Aires, para la inauguración de la Semana de Cine Europeo, que él programa personalmente, y antes del mediodía ya estaba atendiendo a la prensa. Mientras tanto, hacía algún paréntesis para hablar con la gente de Ventana Sur, el mercado de cine latinoamericano organizado por el Incaa que comienza el viernes, en asociación con el Marché du Film de Cannes, y respondía frenéticamente el teléfono. Es que el Festival de Cannes, que él dirige desde 2001, ocupa apenas doce días en mayo, pero demanda casi doce meses de trabajo. Y este año parece haber empezado antes que nunca. “En julio ya estuve viendo material para la edición 2012. Y no solamente películas francesas –confiesa divertido–. Ya sé que es muy temprano y que todavía no se pueden tomar decisiones, pero tenemos que estar muy atentos y cuando los productores me ofrecen ciertas películas es mi responsabilidad verlas. Eso sí, la selección final no aparece hasta último momento, cuando encajan todas las piezas.”
En Cannes de este año, el cine argentino no estuvo presente en la selección oficial, pero Las acacias, de Pablo Giorgelli, programada en la Semana de la Crítica, ganó la Caméra d’Or a la mejor ópera prima de todo el festival, uno de los premios más importantes en la historia del cine nacional. Ese dato dispara las primeras reflexiones de Frémaux en relación con el cine argentino, al que conoce muy de cerca, entre otras razones porque habla un buen castellano. “Se trata, sin duda, de un premio para celebrar, pero la Cámara de Oro también puede ser una maldición –-advierte–. Si tomamos la lista de los últimos veinte años, hay grandes nombres, que luego se consagraron, como los de Jim Jarmusch, Naomi Kawase o Jafar Panahi, pero también hay muchos directores a quienes les costó mucho hacer su segunda película y continuar con sus carreras. Y es el problema que yo le veo al cine argentino: la continuidad, la consolidación.”
Según Frémaux, “cada año hay nuevas películas del cine argentino, siempre interesantes, de nuevos directores. Pero extrañamos a Lisandro Alonso: hace mucho que no filma. ¿Y Lucrecia Martel? También la extrañamos a ella. ¿Qué está haciendo? ¿Por qué no tenemos una nueva película suya? Son cineastas increíbles, que nos sorprendieron y nos impactaron mucho hace diez años, cuando aparecieron, y que nunca nos decepcionaron, pero que filman de manera muy espaciada. En ese sentido, Pablo Trapero tiene un buen ritmo de trabajo, filma con mayor regularidad”.
“Quizá desde Cannes deberíamos estar también más atentos al cine comercial argentino”, reconoce Frémaux. Y menciona como ejemplo a El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. “La falta de diálogo entre el cine de autor y el cine comercial es un problema mundial, son como dos familias que no se hablan. Y en Cannes este año los pusimos a conversar, con grandes películas de autor, muy exigentes, como Erase una vez en Anatolia, de Nuri Bilge Ceylan, y también con películas de género, como Drive, de Nicolas Winding Refn.”
Con respecto al sonado episodio de Lars Von Trier en Cannes, cuando en la conferencia de prensa que siguió a la proyección de su nueva película, Melancholia, dijo que “comprendía” a Adolf Hitler, Frémaux es categórico: “Fue una completa estupidez. No me cabe otra expresión. Pero me consta que Von Trier no es fascista. Nada que ver. Y su película tampoco, por eso, la programé en esta Semana de Cine Europeo, porque es una de las películas importantes del año. Pero Cannes es una caja de resonancia enorme y las palabras de Von Trier dieron la vuelta al mundo”.
¿Habiendo Cannes declarado “persona no grata” al director, aceptaría el festival una nueva película suya? “No lo sé, habrá que ver primero si él la presenta. El futuro dirá...”, se excusa Frémaux.
Este año fue muy importante en Cannes la presencia de dos films iraníes cuyos directores, Jafar Panahi y Mohammad Rasoulof, están presos en su país. ¿Qué puede seguir haciendo Cannes por ellos? “Hay que cuidar la estrategia, porque si no la situación se puede volver algo normal. Pero estamos pensando en la próxima etapa para ayudarlos. Hay una conciencia muy fuerte sobre el tema en todos sus colegas, desde Michael Moore hasta Costa Gavras. Y vamos a seguir ocupándonos del tema.”
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