Domingo, 4 de diciembre de 2011 | Hoy
EL CERTAMEN DE WIM WENDERS
Por Rob Hastings
Jean Luc Godard dijo una vez que “el cine es la verdad a 24 cuadros por segundo”, mientras que Brian De Palma sostuvo que las películas mienten al mismo ritmo. Como sea, las infinitas posibilidades de lo que puede conseguirse con una cámara y solo un instante para jugar con ella es lo que intenta explorar un certamen en el que las piezas participantes no pueden durar más de un segundo. Irónicamente, el juez de The beauty of a second (La belleza de un segundo) es un director famoso por solazarse con películas lentas y tomas morosas: el director alemán Wim Wenders.
Internet está atestada de concursos de cortometrajes, que se convierten en una herramienta barata de marketing para las compañías. En este caso, la firma detrás de la idea es la fabricante de lapiceras y relojes Mont Blanc, con el aporte de Virgin Media. Viendo algunas de las primeras competidoras, ciertamente brilla el desafío extremo y real mérito artístico detrás del concepto de “fuego rápido”. Algunas son simplemente sublimes; no todas son tan pretenciosas como podría esperarse. La competición está abierta a cualquiera con una grabadora digital, sea cámara, teléfono o tableta. Según dijo Wenders, las piezas “pueden tratar de cualquier cosa que consideres bella”: entre las sugerencias está una sonrisa, la cara de un niño o un beso, pero los clips subidos hasta ahora han mostrado aún más ingenuidad. Un primerísimo plano de la antena de una babosa, un hombre abriendo la puerta de un auto en un estacionamiento vacío bajo un cielo tormentoso y un torrente de pelotas multicolores saliendo del auto; una niña poniéndose una máscara de snorkel. Es sorprendente cómo una imagen del sol reflejado en los minúsculos pelos de una espalda femenina puede ser tan evocativa.
Aquellos que conocen a Wenders no pueden dejar de señalar la paradoja de que en el certamen esté involucrado quien estrenó Until the end of the world con una duración de 158 minutos, y la lanzó en video con 280. “Para alguien que se apasiona por un cine que se toma su tiempo, hay una linda ironía en que esté detrás de una competición de films de un segundo”, dice Ian Freer, subeditor de la revista Empire. “Es lo opuesto a lo que él hace; Kings of the road (176 minutos, 1976) es brillante, pero muy lenta.” En cuanto al concepto, Freer se entusiasma: “Si hay algún modo de comprimir la más pequeña narrativa en 24 cuadros, parece una cosa divertida de intentar. Hay algo irresistible en eso”.
No todos los críticos están tan impresionados: Dave Calhoun, editor de Time Out, dijo que “si se mira el compilado de la primera ronda, no ves películas de un segundo. Si las editás juntas y les agregás música, sí, tenés algo, pero la creatividad está en la edición, y entonces empieza a parecerse a un aviso publicitario. No digo que Wenders no sea honesto, pero es ciertamente algo comercial”. El motivo es primariamente comercial, pero para muchos cineastas aspirantes no deja de ser un buen desafío. Y el premio –un cronómetro Mont Blanc, un fin de semana en Berlín con un encuentro con Wenders mismo– deja esas consideraciones a un lado.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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