Miércoles, 14 de mayo de 2014 | Hoy
LA PRESENTACIóN DE LA COOPERATIVA ELBA, EN EL CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIóN
Ante una sala repleta, los responsables e integrantes de En Los Bordes Andando explicaron de qué modo la agrupación y su revista trabajan por la inclusión de los presos. Y apuntaron a introducir un cambio necesario en la Ley de Cooperativas.
Por Facundo Gari
“Militar contextos de encierro para generar con el arte espacios de libertad.” De eso se trata, en la síntesis de Luis “el Chino” Sanjurjo, el quehacer de la flamante cooperativa ELBA, sigla de En Los Bordes Andando, que aglutina un conjunto multidisciplinario de talleres dictados por profesionales y artistas (algunos ex detenidos) en los penales de Marcos Paz y Ezeiza; y que además le da nombre a la revista realizada por personas privadas de su libertad, cuyo séptimo número fue presentado en el C. C. de la Cooperación. “Desde 2008, la tarea es construir puentes que tensionen la idea de que la cárcel es un afuera social, porque en realidad es una continuidad de la sociedad en la que tenemos la posibilidad de trabajar, articulando con agentes del Estado”, vindicó el referente de la movida, docente y cantante de la banda de “reggae foucaulteano” Pléyades.
En compañía de la poeta y periodista Silvina Prieto, el artista plástico Yair Biela y el legislador porteño Edgardo Form (Frente Nuevo Encuentro), Sanjurjo coordinó la presentación, en una sala Meyer Dubrovsky repleta, sobre todo por jóvenes, miembros de cooperativas que trabajan por la inclusión de los marginados y representantes del Ministerio de Salud. Luego de transmitir saludos de Taty Almeida y Osvaldo Bayer, madrina y padrino de ELBA, dio pie a la proyección de un corto de Rancho Aparte sobre los talleres de artes plásticas, cine y muralismo que la agrupación da en la unidad 46 del penal de San Martín. “Rancheamos aparte de las miradas prejuiciosas que ven a los presos y las presas como delincuentes”, expresaba en su manifiesto el audiovisual.
Prieto, ganadora del premio de crónicas de la revista digital Anfibia, reseñó su experiencia como alumna de los talleres de reflexión y literatura impartidos en la cárcel por el propio Sanjurjo y ahora como docente. “Me enganché porque tenía una libertad que no había encontrado afuera. Ahora tengo la oportunidad de estar del otro lado, que es un decir porque nos ponemos en círculo y charlamos de lo que queremos”, graficó el carácter horizontal de la propuesta. “Cuando uno entra a un penal no sabe lo que va a encontrar. Con el tiempo va conociendo. Y aparece la preocupación de cuando uno sale. Yo no soy tan joven, pero cuando salga no podré ir a pedir un trabajo en una oficina. Lo que hace el Chino con la cooperativa nos da una posibilidad muy grande”, celebró. Su relato desembocó en un recuento de causas y consecuencias hasta la presentación del libro Otra Argentina (Planeta) en la Feria del Libro. “El rompecabezas se fue formando: tomé clases de periodismo con Daniela Yaccar (tallerista y periodista de Página/12); ella trajo las bases del concurso, hice la crónica de mi convivencia con Giselle Rímolo y, gracias a los que están acá, gané”, reseñó, sin dejar de admitir el “ego natural” que experimentó al saberse destacada entre “periodistas, tesistas y escritores”. “Me sentí una reina”, rió y se ganó los aplausos. Sanjurjo acotó: “Ganamos todos, Sil, porque en ese reconocimiento al amor por la palabra está la alegría de que nuestro laburo no es una ilusión poética, se pueden desarticular prejuicios”. Luego leyó una adhesión de la legisladora porteña y secretaria general de la Mesa Nacional por la Igualdad, María Rachid; manifestó un apoyo a los trabajadores del Bauen y a la “carpa villera” frente al Obelisco y celebró la presencia de Germán “Piti” Fernández, cantante de Las Pastillas del Abuelo, presente en una anécdota de Biela: “Hace siete años lo llamaba desde la cárcel y nos leíamos poesía. Fue uno de los que apostó al ‘qué pasa si nos decimos artistas en lugar de presos, qué pasa si nos creemos el sueño’”.
El muralista fue el que mejor sintetizó el carácter de la iniciativa: la reflexión adobada por el sentimiento, mixtura que es principio de distinción entre lo popular y lo elitista. “El arte es la herramienta que salvó mi vida. Me crié en la calle, con pocas oportunidades y baja educación. Estuve años en la cárcel, que tiene su fuerte en la cabeza, que es la que está presa del prejuicio que tienen la sociedad y uno mismo. Pensaba ‘no voy a estudiar, para qué, si no me van a dar trabajo’ o ‘yo soy chorro, soy preso’. Llegaron los talleres y empezaron a pasar cosas adentro mío. Me empecé a creer artista, a sostener a mi familia con mis murales, a tener un rol en la sociedad”, relató Biela. “A veces no se ve el impacto real de la gente que labura en contextos de encierro, pero se transforman historias. Estoy orgulloso porque lo que me pasó me trajo acá para decir que sobreviví y soy parte de la creación de una cooperativa.”
Así llegó a contar una de las problemáticas que ocupan a los miembros de ELBA y otras iniciativas del palo (como Kbrones, Campichuelo y Hombres & Mujeres Libres): frente a las dificultades para conseguir trabajo que tienen quienes recuperan su libertad, las empresas autogestivas son una esperanza; pero la Ley de Cooperativas prohíbe la participación en el consejo de administración de quien haya tenido condena penal. Una solución se avizora: la diputada María del Carmen Carrillo (FpV) presentó un proyecto de modificación de ese artículo de la ley 20.337 en el Congreso, que ingresaría a Diputados la próxima semana. “Hay que cocinar legislaciones concretas para los pibes, para la inclusión que da el trabajo. Queremos una oportunidad real, no talquito en el culo. Si no educamos, acompañamos y les damos laburo digno a estos pibes, van a seguir volviendo a la cárcel. Tienen un potencial enorme que parte de la sociedad decide no ver”, sostuvo el artista plástico.
“En estos diez años se han consagrado nuevos derechos”, arrancó Form. “Y es mucho lo que falta para dar dignidad a compatriotas encerrados producto del sistema, que es una fábrica de hacer excluidos y que genera mecanismos represivos para impedir que se reincorporen a la sociedad.” El legislador expresó su adhesión a la lucha por remover la “condena social” de la norma de las cooperativas. “Se ha dicho muchas veces que son hijas de las necesidades y madres de las soluciones”, concluyó. Al cierre, Mónica, Ana y Leo (protagonista del corto Juego de vida), que participaron en los talleres de ELBA y recuperaron su libertad, leyeron poemas de la revista en representación de sus compañeros encerrados. Leo leyó uno de Migue Galeano, que logró comunicarse desde la cárcel con el celular de Sanjurjo para enviar saludos. Migue es autor de “La señal”, poema en prosa sobre la comunicación reja mediante, un texto que (a)pela a la sociedad: “No suelto jamás mi fuerza de vivir, siempre miro adelante y nunca el pasado. Voy a estar ahí para poder escuchar tu voz y ser feliz hasta siempre”.
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