El sur suena cubano se llama el evento, y su destino es mostrar el todo de la música cubana de hoy, por ciertas partes. En concreto, a través de Kelvis Ochoa, Yissi García y William Vivanco que, con Yusa como puente, promotora y parte, confluirán viernes, sábado y domingo, a las 21, en el Café Vinilo (Gorriti 3780). “Es un festival itinerante que no termina acá”, señala la cantautora y multiinstrumentista casi radicada en Buenos Aires, acerca de una movida que busca fusionar sucu-sucu, son cubano, pilón, guaracha, rap, funk, canción, entre otros géneros, y envolver todo en un paquete bien debute. “En mi caso, la música que hago no es más que un resumen entre la trova cubana y diversos ritmos populares cubanos, bajo una estructura pop”, se presenta Ochoa, guitarrista nacido hace 43 años en Las Tunas y principal referente de la “nueva ola de guaracheros”. “Crecí escuchando a los maestros de la nueva trova, a Silvio, a Pablo, a Noel... nos enseñaron a hacer canciones, a escribir, pero mi generación no basó su aprendizaje sólo en ellos, se fue más a la trova antigua, a Matamoros, a Sindo Garay, y eso se mezcló con el tropicalismo brasileño, el rock argentino, que también fue clave. Nuestra generación va a pasar a la historia como la que mezcló todo y le dio un impulso”, agrega el músico.

Vivanco, cinco años menor que Ochoa, nacido en Santiago de Cuba y descendiente de haitianos, es un guitarrista y compositor que suele mezclar reggae, ritmos cubanos, bossa nova y rap, como lo demuestran sus discos Lo tengo tó pensao y La isla milagrosa. “Cuba es una isla versátil, misteriosa, llena de influencias, que alcanza a la música tradicional campesina como a la clásica y la urbana, y somos nuevos portavoces de esto”, señala. “Es una enorme felicidad compartir un concierto con estos ídolos a los que iba a ver cuando tenía diez u once años”, sostiene la más joven de la juntada, Yissi García, que se ha transformado en una de las más reconocidas bateristas de rumba jazz de la isla, como atestiguan sus toques junto a Omara Portuondo, Bobby Carcassés o Arturo Tappin. “Kelvis, Yissi y William son exponentes de un festival que hemos llamado itinerante, porque su fin es que al menos dos veces por año lleguen músicos cubanos a la Argentina para profundizar relaciones que de por sí comparten ambos países: existe una gran hermandad entre las músicas de Cuba y Argentina, a través de una esencia rítmica común, y de la libertad de poder hacer música en todas las direcciones”, determina Yusa.