Un día como mañana, sólo que hace 14 años, fallecía en Buenos Aires el genial dibujante y maestro uruguayo Alberto Breccia, cuyos trazos ilustraron obras fundamentales de la historieta rioplatense como Mort Cinder (1962-1964, con guión de Héctor Oesterheld), Perramus (1983, con guión de Juan Sasturain) y hasta una versión de El Eternauta. Casualidad o merecido artilugio del destino, lo cierto es que el Día del Dibujante –instaurado, obviamente, en su honor– coincidirá con una nueva edición de Fierro, la publicación, de compra opcional, que mañana acompañará al diario. En este número 13 –se ve que en Fierro no son para nada supersticiosos–, el centro de la edición estará puesto en las historias, de esas que dicen tanto que hasta pueden “leerse”. En fin, un número más tradicional al habitual que se percibe desde su misma tapa, realizada esta vez por Domingo “Cacho” Mandrafina, a partir de un dibujo tomado de la historia (que también se publica) El Condenado, con guión de Guillermo Saccomanno.

Probablemente el número más clásico desde la reposición de este emblema de la historieta argentina, la Fierro de mañana dejará de lado el incondicional amor de los historietistas por las vertientes más experimentales para ofrecerles a los lectores algo así como extensos relatos ilustrados. Entre las novedades de esta edición de “fecha patria” para el mundo historietista se destaca la vuelta al papel de uno de los éxitos de Fierro: El hipnotizador, de Pablo de Santis y Juan Sáenz Valiente, retorna haciendo foco en el pasado de Arenas (el hipnotizador), el cual le ha robado el sueño. Continúa El síndrome Guastavino, de Carlos Trillo y Lucas Varela, con la historia de Elvio Guastavino, hijo de un torturador durante la última dictadura militar al que aún le pesa su pertenencia familiar.

Una de las “joyas” a las que hay que prestarle atención lleva en su título un sugestivo número: 20874. Escrita y dibujada por Minaverry en un inquietante blanco y negro, la historia cuenta el pasar cotidiano de la joven Dora Bardavid, quien trabaja en Berlin Document Center, el depósito de documentos capturados a los nazis al final de la guerra. A su vez, regresa Patricia Breccia con Museo, una historia encerrada entre dos cuadros de Georg Grosz, con guión de Mariano Buscaglia. La serie Gayolas, escrita por los muchachos de La Productora, retorna con toda su irreverencia, al igual que el tercer capítulo de Roma & Lynch, que tiene como protagonista a Jack London. Además, el humor de Tiras para arriba de Gustavo Sala, Tati (autor de Mentol) que sorprende con una tira titulada El mago galerita y El niño Rodríguez, que se ocupa de abrir la revista.

El suplemento dado a los noveles en la materia esta vez variará de tono: Picado fino se transforma en Picado grueso, en honor al voluminoso trazo que caracteriza al pintor y grabador Alfredo Benavidez Bedoya. A lo largo de las ocho páginas que muestran su trabajo, incluso con un logo grabado por el mismo Bedoya, el suplemento se presenta como una suerte de catálogo de uno de los artistas que más admira el mundo de la historieta. Y su viaje iniciático como realizador al mundo que admira es, también, digno de admiración por los lectores, que descubrirán un estilo que impacta por su profundidad para el dibujo. Por último, a dos meses del cierre definitivo del concurso “Oesterheld redibujado” (cierra el 31 de diciembre), hay indicios de que la Argentina sigue siendo tierra fértil en materia de dibujantes: ya se ha recibido medio centenar de trabajos. Lo destacable es que la convocatoria federal del concurso tuvo respuesta, ya que se han recibido dibujos de variados estilos de todos el país, con Córdoba, Santa Fe y la Patagonia –después de Capital y Gran Buenos Aires– como principales usinas productivas. Señales que auguran un promisorio futuro para aquellos que suelen ver el mundo a través de viñetas.