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Finalmente, a partir del 10 de diciembre, cuando Mauricio Macri asuma como jefe de Gobierno, los porteños se quedarán sin el único canal de televisión que les es propio. O, tal vez, la pérdida se materializará a partir de enero, ya que todavía no se sabe a ciencia cierta la fecha exacta prevista para el cierre de Ciudad Abierta. Días más, días menos, lo cierto es que el canal creado en 2003 para reflejar la identidad cultural variopinta de los porteños será desconectado por el gobierno del PRO. Al menos así lo confirmó Macri el lunes pasado, tras meses de rumores y suspicacias, cuando señaló que el canal “no corre más”, porque “no tiene sentido”, “gasta 14 millones de pesos” y “fue hecho para darles trabajo a los amigos del gobierno de la ciudad”. La comunicación del cierre del canal generó todo tipo de críticas y rechazos de parte de personalidades de la cultura y asociaciones que coinciden en que la medida tomada por el PRO “es un error” que afecta a todos los porteños. En tanto, los trabajadores del canal convocaron a una jornada en defensa de Ciudad Abierta para el martes próximo, a las 19, en la puerta del canal (Azcuénaga 714).

La decisión de cerrar el canal se venía barajando desde hacía bastante tiempo, cuando Macri lo dejó entrever en medio de la campaña bajo el argumento de que “no lo ve nadie”. Sin embargo, nunca se había dado la comunicación oficial del electo jefe de Gobierno ni de ningún integrante del PRO. Hasta el lunes pasado, cuando la suerte del canal público quedó destinada, pese al petitorio que circuló por Internet y a las siete mil firmas de personalidades de la cultura que se manifestaron en contra del cierre. Incluso, lo que más llamó la atención fue que el PRO ni siquiera intentó redefinir el rumbo del canal o modificar su programación, tratando de conservar una pantalla que es propiedad de todos los ciudadanos de la ciudad de Buenos Aires y no botín de un gobierno.

Consultada por Página/12, Cecilia Hecht, directora artística de Ciudad Abierta, no dejó de lamentar la decisión de cerrar un canal que tanto esfuerzo y negociaciones había demandado para que los cableoperadores de la ciudad abrieran un espacio en sus grillas. “No se puede discutir el cierre del canal porque está legitimado políticamente, pero lo peor es que el cierre se apoya en argumentos totalmente falaces. No se entiende por qué dicen que el canal gasta 14 millones cuando este año se va a ejecutar menos de la mitad de esa cifra”, explicó la directora. Según informó, en 2006 el presupuesto ejecutado de Ciudad Abierta fue de 4.270.846,10 pesos y el ejecutado en 2007 es de 6.727.187,07 pesos. Cifras muy diferentes a las que el PRO difunde para justificar tal decisión.

En la misma línea de análisis, Oscar Feito, secretario de Prensa y Medios de la administración de Jorge Telerman, dependencia de la que depende el canal, también se mostró molesto por la “falsedad” de los argumentos esgrimidos por Macri. “Es mentira –señala el funcionario– que el canal gasta 14 millones de pesos: el presupuesto ejecutado para este año será de alrededor de siete millones, de los cuales alrededor del 40 por ciento estuvo destinado a la compra de equipos y bienes de capital. Confundir a la población diciendo que el canal gasta 14 millones demuestra o que le falta información o que se trata de la puesta en escena de otra estrategia de marketing más del tipo de saltear el bache.”

Claro que las voces que se alzaron en contra de la finalización de Ciudad Abierta no se limitan a las de quienes manejan artística y políticamente los destinos del canal. Otras voces de la cultura expresaron su preocupación por la pérdida del espacio audiovisual de la ciudad. “Si al cierre de Ciudad Abierta se le suma que Macri tampoco tiene definido el ministro de Cultura de su gestión (se dio marcha atrás a la designación de Luis Rodríguez Felder), parece claro cuál es el lugar que ocuparán las expresiones artísticas, culturales y educativas en la gestión del PRO: no se trata de una decisión aislada, sino de una política integral en relación con la cultura”, subrayó Tristán Bauer, actual director artístico de Encuentro, el canal público dependiente del Ministerio de Ecuación de la Nación.

Aun expresando su disconformidad con el final del canal, Bauer, sin embargo, confesó no mostrarse sorprendido con la formalización de la decisión tomada por el gobierno electo. “Macri está haciendo –puntualiza el realizador de Iluminados por el fuego– lo que dijo con toda claridad que iba a hacer en relación con el canal durante la campaña, cuando afirmó que iba a cerrar el canal y, sin embargo, obtuvo el 60 por ciento de los votos. Claro que eso no quita que la decisión de terminar con Ciudad Abierta es una bestialidad y que sólo una mente perversa puede aducir que cierra un espacio de comunicación vital de la ciudad bajo el argumento de que hay necesidades de salud. ¿O acaso cree realmente que la manera de solucionar el sistema de salud de la ciudad es terminando con la cultura?”

Por su parte, Mariano Cohn, quien fuera el primer director artístico de Ciudad Abierta junto a Gastón Duprat, le explicó a Página/12 la “necesidad de conservar el espacio”. Sin embargo, Cohn también señaló que a su juicio lo que se debe hacer no es cerrar el canal, sino reformular sus contenidos y objetivos. “Un canal público como entidad abstracta no es ni bueno ni malo”, evaluó el realizador. “Se justifica que exista o no –continúa– de acuerdo con los

contenidos que tenga, a lo que proponga conceptualmente. Un canal público debería ampliar el espectro de lo que existe en la tele, debería innovar. Hoy el canal es un bofe, absolutamente convencional, un canal conservador hasta la manija. Las dos últimas gestiones del canal lograron que el canal sea malo, caro y que no tenga público, tres condiciones que en televisión nunca se dan juntas por más bestia que seas. En conservar el espacio estoy de acuerdo, pero no con el uso que se hizo con el canal. Aunque pocos se hayan dado cuenta, la televisión puede ser un género artístico en sí mismo y hay que estar a la altura de eso.” La Asociación Argentina de Actores mostró su rechazo al apagón del canal, pero extendió su preocupación también respecto del futuro de otras instituciones culturales de la ciudad. “No al cierre del canal de la ciudad y sus fuentes de trabajo para actores, directores, técnicos, artistas, escritores. No somos ‘amigos del gobierno’, somos trabajadores de la cultura defendiendo nuestras fuentes de trabajo. No a la privatización encubierta del Complejo Teatral Buenos Aires (Teatro San Martín, Regio, De la Ribera, Presidente Alvear, Sarmiento), los centros culturales Recoleta y San Martín y el Teatro Colón. No al posible cierre del Museo del Cine Pablo Ducrós Hi-cken”, indica el comunicado. “No vamos a permitir –subraya el texto– que se cierre, privatice o desguace ninguna institución cultural de la ciudad de Buenos Aires. La cultura es un derecho de nuestro pueblo, acceder a las manifestaciones culturales de nuestra ciudad a través de los canales oficiales, teatros, museos, centros barriales, radios, televisión son derechos adquiridos por la ciudadanía en largos años de lucha de los trabajadores de la cultura.”