No es otro programa sobre tuneadores de choperas: Gangland Undercover (estreno de A&E, el próximo viernes a las 23) está mucho más cerca de la icónica Sons of Anarchy. Aquella ficción, que no atrajo tanta atención por aquí como en su país de origen, trataba sobre un grupo de motoqueros y su cultura al margen de la ley, o, mejor dicho, guiada con sus propias reglas. Con una salvedad, los hechos narrados en Gangland Undercover sucedieron en la realidad. Esta miniserie, de seis episodios de una hora, cuenta la historia de un traficante de drogas que terminó trabajando de encubierto para desbaratar a un grupo de delincuentes sobre dos ruedas. Era eso o veinte años a la sombra. La producción se aleja de la imagen bohemia del easy rider, y toma una ruta más afín a la portación ilegal de armas, el tráfico de estupefacientes y la violencia como norma. Lo que se cuenta es el trasfondo de la llamada “Operación 22 Verde”, que en el 2006 culminó con el arresto de varios de los más peligrosos criminales de este circuito. Está basada en las memorias de Charles Falco, el topo en cuestión, llamada Vagos, Mongoles y Descarriados Outlaws: Mi trabajo como infiltrado en las pandillas más peligrosas de los Estados Unidos.