“La televisión ha regresado los crímenes a los hogares, que es adonde pertenecen”. “No hay terror en un disparo, sólo la anticipación de ello”. Estas dos frases de Alfred Hitchcock dan con la norma del policial inglés que, como es debido, aún mantiene su afición por la anomalía. The Fall, cuya tercera temporada podrá verse por Netflix desde el próximo 29 de octubre, pertenece a ese amplio abanico de crudas historias protagonizadas por detectives retorcidos, culposos, tirando al gris oscuro. Las hay urbanas (Wallander, Luther), bucólicas (Hinterland), de ribetes sociales a la Ken Loach (Happy Valley) y hermanadas con el “nordic noir” (Marcella y River).

Pero The Fall, serie original de la BBC, despunta de las mencionadas –que también pueden verse en la misma plataforma web– por otros motivos. En la primera temporada, había llamado la atención por ir a contrapelo del “Whodunit” clásico. Desde el primer episodio se supo que Paul Spector (Jamie Dornan) era el responsable de crímenes sexuales y los asesinatos ocurridos en Belfast. Pero, por otra parte, se lo enseñaba como un padre ejemplar y buen asistente social, un auténtico lobo vestido de codero seductor (su protagonista sería el mismo de Cincuenta sombras de Grey). La propuesta del policial no era tan novedosa en sí, porque la oficial Stella Gibson (Gillian Anderson) debía atrapar al homicida; lo que sí era diferente era el modo en el que se presentó y desarrolló la trama, horadando sobre cuestiones de clase y género con agudeza y cierta ¿picardía? Cada asesinato era la pieza de un rompecabezas por un viejo amor del pasado de Spector.

El comienzo de la tercera temporada no puede ser más inusual, ya que el villano ha sido atrapado y pelea por su vida tras haber sufrido unos disparos. “Quiero que viva para que pase el resto de su vida en prisión”, desgrana en el primero de los seis episodios la oficial Gibson, con su voz rasposa y lúgubre, en medio de una sala de hospital. La gran pregunta es hasta dónde será la caída ahora que la policía dio con él. “La chance de explorar este único caso a tal nivel es un regalo. Vamos a ir más profundo en los personajes y los temas de la trama. Sostener la tensión desde el principio sabiendo quién es el asesino es algo inusual. El desafío es que siga cautivando y a la vez sea convincente”, señaló su creador y director, Allan Cubbit.

Otro de los motivos por los que esta producción se ganó sus adeptos es que el modus operandi del criminal y el de la policía fueron a la par. Incluso, ambos compartían características de sutileza, misterio y detallismo en su faena. Mientras Spector fue perfeccionando su quehacer y encontrando una justificación filosófica a su perversión, sin apuro, se fueron comprendiendo los motivos por los que su cazadora era evasiva, fría, e imponía su cuerpo para sorpresa del resto. Es que el gran tema de The Fall no es otro que la violencia –explícita e indirecta– del macho. También ha recibido algunas sonadas críticas por ello (el Daily Mail la describió como “una invitación extendida a una violación” y The Guardian se preguntó si “bajo el velo de lo estilizado” habita un retrato misógino). Para Cubitt esos planteos son “absurdos”. “Si The Fall logró su impacto es porque lidia con aspectos muy humanos. Es más que otro policial de procedimiento. ¿Hasta dónde se conoce hasta este sujeto? Es un tipo de continuum del comportamiento masculino. Se sugiere que hay una continuidad entre los modos de los hombres y lo que Spector hace. El no es una creación sobrenatural sino un hombre ordinario, y eso desconcierta a la gente”, aseguró.