“Si hay un punto en común en todas estas historias, es aquello que tiene que ver con nuestra autenticidad, sobre lo que constituye una experiencia auténtica y lo que realmente significa habitar en un mundo donde constantemente te la pasás durmiendo como en un estado de coma, mientras mirás una y otra vez por una pequeña pantalla”, dijo Charlie Brooker, creador de Black Mirror, cuando le preguntaron sobre la tercera temporada que acaba de estrenar Netflix. Tras siete episodios por el Channel Four británico, la serie de carácter unitario ha pasado a la plataforma audiovisual web con más distopía, críticas a la mediatización y alertas sobre el uso de las redes sociales. Ha recibido la reverencia de la crítica y hasta se dijo que uno de sus episodios predijo el ascenso de Donald Trump (“The Waldo Moment”). Según Brooker, estos episodios tendrán un carácter más global y variado, pero manteniendo el tono que la consagró. Además, ya hay una cuarta temporada en marcha, que incluye a Jodie Foster como una de las directoras.

¿De qué tratan los nuevos capítulos? Una sociedad donde las personas están obsesionadas por un ranking de una aplicación (“Nosedive”). Un tester de videojuegos demasiado terrorífico y real (“Playtest”). Un caso de sextorsión (“Shut Up and Dance”). Poblaciones militarizadas en días venideros (“Men Against Fire”). Y hasta hay una de detectives (“Hated in the Nation”). Quizá la gran novedad de estos capítulos pase por un elenco más conocido (Michael Kelly, Bryce Dallas Howard) y que una de estas historias, cambie el contexto y vaya al pasado: “San Junipero” cuenta una drama iniciático en medio de los 80. Sí, son seis episodios repletos de tecnofobia, sátira social, perspicaces, entre lo onírico y el thriller, por momentos demasiado autoconsciente, cargado de un humor negrísimo y que, paradójicamente, desde el pasado viernes se puede ver por una plataforma en Internet.