Sábado, 27 de septiembre de 2008 | Hoy
MUSICA › LA ZITA ROSA. HOMENAJE PERMANENTE A DON ALFREDO
Por Cristian Vitale
Zitarrosa inmortal. Esta noche, a las 10, San Telmo le reservará un rincón especial al hombre-milonga que dejó sus estelas para siempre. Bajo el simpático nombre de La Zita Rosa. Homenaje permanente a Don Alfredo, artistas relacionados directa o indirectamente con él se mezclarán con empanadas, vino, murga, candombe, danza y un stand de la Casa Zitarrosa –dirigida por su hermana Cristina– destinado a presentar el flamante Y yo salí cantor, un libro basado en relatos, entrevistas y comentarios forjados “a mano caliente” por el propio Alfredo. “Esencialmente, lo bueno de este libro no es que otros hablen de él sino que él se presenta a sí mismo con el pensamiento vivo. Hasta ahora se han escrito biografías que tienen, como toda biografía escrita por otra persona, el efecto de que son totalmente parciales, porque contienen aspectos de la vida que sólo le interesan al autor, y no lo que el propio personaje hubiera querido expresar”, comenta Lenin, cuñado de Alfredo –en tanto pareja de Cristina– y otra de las caras visibles de la Casa Zitarrosa, responsable de la edición del libro.
El encuentro, que además incluye la proyección de recitales, entrevistas y la lectura en vivo de Guitarra Negra, se dará en Juan Boliche (Perú 876) y, entre los artistas, están confirmados Maia Victoria, el Cuarteto de los Santos, Alejandro del Prado, parte de aquel quinteto de guitarras que motorizó la antológica presentación en México en 1982, y Miguel Duré, uno de los más fieles continuadores de la obra del montevideano. “Sostengo que Zitarrosa fue el creador del alma-milonga. Y yo, como heredero de su obra, tengo que estar firme con esto, porque toda la nueva camada de gurises que hay están para otra cosa y me da como cierto temor que se abandone nuestro folklore. Tengo un compromiso con la milonga. Está bueno cantarles al paisaje y a los ríos, pero también comprometerse con la palabra y reclamar lo que le pasa a la mayoría de la gente”, sostiene Duré, hombre nacido hace 45 años en Fray Bentos y radicado en Buenos Aires hace 28. El cantautor y guitarrista planea mechar las milongas y chamarritas que forman parte de su último trabajo (Digo nomás) con clásicos del acervo Zitarrosiano: “Pa’l que se va”, “Milonga para una niña” y “Stephanie”, entre ellas. “Fue inolvidable para mí compartir con Don Alfredo la tarde aquella del Festival Abrazo Celeste y Blanco en Gualeguaychú. Era 1983 y compartimos mates amargos y algunos whiscachos. Para mí es un referente como Aníbal Sampayo y Osiris Castillo”, evoca.
Lenin, a su turno, traza una sintética semblanza sobre su cuñado muerto el 17 de enero de 1989. “Lo esencial es que fue un gran poeta, un gran cantante y, por el timbre de su voz, se convirtió en un símbolo de jerarquía internacional. Personalmente, considero que Alfredo es a la milonga lo que Piazzolla al tango, porque le puso un nuevo color, un nuevo contenido”. Y yo salí cantor, obra organizada cronológicamente por el periodista Carlos Castillo y el guitarrista Julio César Corrales, incluye en la tapa una caricatura de Hermenegildo Sábat y algunos bonus-lujito, como una crónica sobre el artista cedida especialmente por Eduardo Galeano. “Yo creo que el libro expresa nítidamente, y de primera mano, temas centrales en la vida de Zitarrosa: el amor, la música, la creación y el conocimiento profundo que tenía sobre los géneros musicales del Uruguay. El fue un cantor popular que expresaba los sentimientos de su pueblo y, como tal, un perseguido por los dictadores. No creaba desde la esperanza sino desde la angustia, y el exilio lo hirió de muerte”, redondea Lenin, sobre tópicos que, seguramente, repetirá esta noche cuando el alma de la milonga sobrevuele, una vez más, su querida Buenos Aires.
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