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El tema del seductor empedernido y, en particular, el personaje de Don Juan y su castigo a manos del “convidado de piedra” fue, por algún motivo, uno de los más exitosos durante varios siglos. Tirso de Molina, Molière y Goldoni abrevaron en la figura del burlador de Sevilla y Wolfgang Mozart, junto al genial libretista Da Ponte, construyó una de las cumbres del género operístico. Su Don Giovanni es una obra maestra de la ambigüedad, donde, más allá del “castigo al libertino” anunciado en el subtítulo, el protagonista está lejos de ser el único personaje impuro. Pero la de Mozart no es la única Don Giovanni que existe. Unos pocos meses antes que él, un compositor en ese entonces famoso y llamado Giuseppe Gazzaniga, estrenó su Don Giovanni. Hoy, con dirección musical de Guillermo Brizzio y régie de Claudio Gallardou, se estrenará en Sudamérica.
La función de esta noche, en el Teatro Colón, compensará para los abonados al ciclo llamado “nocturno tradicional” aquella función de Der König Kandaules que debió suspenderse por el paro de parte de los trabajadores del teatro. Pero será, además, una nueva muestra de la coherencia y de la claridad de objetivos de la Opera de Cámara del Colón, una creación del cantante y régisseur Marcelo Lombardero, que es hoy director artístico de la sala y que, obviamente, considera a este proyecto una herramienta fundamental dentro de la política cultural. De hecho, algunas de las virtudes ya han sido evidentes en títulos como La ocasión hace al ladrón de Rossini, El emperador de la Atlántida de Viktor Ullmann y Los dos tímidos de Nino Rota. Y entre ellas no es menor la posibilidad del trabajo en equipo de un elenco más o menos estable y acostumbrado a compartir escenarios. Tanto Gallardou (fue el régisseur de La ocasión...) como Brizzio son viejos conocidos de la Opera de Cámara. Y el elenco que tendrá a su cargo las dos funciones que se harán este año (Don Giovanni subirá a escena también el próximo martes 27, como parte del abono de la DAIA, y se repondrá en 2006) también incluye a varios de los que cantaron en otros títulos de esta compañía de cámara surgida en el propio corazón del Colón. “Nos resultó interesante, sobre todo, la estructura dramatúrgica”, dice Brizzio. “Giovanni Bertati, el libretista, trabajó con los aspectos más divertidos, más farsescos del personaje. Y está muy presente la gracia que les hacía en esa época una estatua que hablara. Y, en lo musical, tiene algunos momentos muy bellos, como el solo de cello que acompaña el aria de Donna Elvira, contrastando el registro grave con el extremo agudo. Es una obra muy fresca.” Con escenografía y vestuario de Gastón Joubert e iluminación de Rubén Conde, el elenco estará integrado por el tenor Enrique Folger en el papel de Don Giovanni, el barítono Luciano Garay como su sirviente Pasquariello. Las seducidas por Don Giovanni serán las sopranos Laura Rizzo (Donna Elvira) y Graciela Oddone (Maturina, una campesina), las mezzosopranos Adriana Mastrángelo y Alejandra Malvino representarán los papeles de Donna Anna y Donna Ximena. Los contrincantes del seductor serán el barítono Leonardo Estévez (Biaggio, marido de Maturina), el tenor Gabriel Renaud (Don Ottavio) y el bajo Juan Barrile (el Commendatore, padre de Donna Anna). El tenor Carlos Sampedro será Lanterna, otro sirviente de Don Giovanni. Gazzaniga, nacido en 1743 y muerto en 1818, fue autor de más de treinta óperas, la mayoría de ellas del género bufo. Su Don Giovanni, con algunas diferencias con respecto al de Mozart, basa su libreto en una combinación de las distintas versiones del texto e incluso incorpora elementos de la tradición popular.